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“La sociedad peruana está fuertemente marcada por divisiones políticas y culturales que comenzaron en el pasado y tienen influencia hasta el día de hoy”, señaló el Mag. Nicolás Saldías —analista para América Latina y el Caribe de The Economist Intelligence Unit, PhD Candidate in Political Science (University of Toronto), Máster en Teoría Política de University of Toronto, Licenciado en Relaciones Internacionales de York University (Canadá), Senior Fellow de CESCOS— durante la conferencia online “Perú, una democracia en la encrucijada”.
El evento, que se llevó a cabo el jueves 15 de julio de 2021, fue organizado por el Departamento de Estudios Internacionales y propuesto por el Center for the Study of Contemporary Open Societies (CESCOS).
La victoria de Castillo
“El resultado de las elecciones de 2021 no fue una sorpresa si miramos cómo en Perú se superponen la geografía y la economía con las diferencias étnicas y culturales”, dijo Saldías.
El experto señaló que Pedro Castillo, el presidente electo de Perú, representa la identidad de las personas que viven en el interior del país. Su vestimenta y su forma de hablar encarnan al pueblo rural.
Es la primera vez que un representante de la izquierda ortodoxa ha sido votado como presidente de Perú. A su vez, será el primer presidente sin origen en la élite limeña. Por estas razones la mitad de la población rechaza sus políticas, contribuyendo a crear un escenario hiperpolarizado.
Su gobierno nace débil pero con una agenda ambiciosa, situación que probablemente prolongará la crisis institucional. Castillo propone una nueva Constitución, dar representación al interior en el gobierno y un cambio en la distribución del ingreso del país, rechazando elementos del modelo neoliberal existente desde la década del 90.
El recorrido
En 2016, Keiko Fujimori —hija del expresidente peruano Alberto Fujimori— se presentó a las elecciones generales y quedó en segundo lugar. Saldías señaló que esto fue “una oportunidad perdida para Perú”, ya que “podría haber aprovechado para crear un partido legítimo de manera constructiva, pero no lo hizo”. A partir de ese momento, se generaron una serie de enfrentamientos internos de la política peruana que profundizaron la crisis ya existente.
Desde marzo de 2018 hasta noviembre de 2020, Martín Vizcarra fue el presidente de Perú. En 2019, explicó Saldías, el país contaba con una “fragmentación masiva del sistema político”. Vizcarra se enfrentó a que el congreso pusiera obstáculos en sus reformas. Ese mismo año los peruanos eligieron un nuevo congreso.
Entre 2016 y 2020, Fuerza Popular —el partido fundado en 2010 por Keiko Fujimori— redujo sus votos de manera drástica. Este cambio estuvo influenciado por el arresto domiciliario que la Justicia le impuso a Fujimori en 2018, lo que bajó su popularidad.
Finalmente, en 2020, el congreso de Perú destituyó a Vizcarra por acusaciones de corrupción. “Tras ese momento, hubo tres presidentes en dos semanas” —afirmó Saldías— “Estos son los antecedentes de las elecciones de 2021, en las que Perú buscó un outsider que representara un cambio en esta crisis seria de la legitimidad”.