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¿Qué tenemos para ofrecer en el mercado de trabajo y cómo nos diferenciamos de los demás? Durante la conferencia online, organizada por la Universidad ORT Uruguay, “Diseñá tu Canvas profesional”, Lorena Quiroga —MBA, HR manager en Mediterranean Shipping Company Uruguay (MSC)— señaló que el modelo de negocios Canvas puede funcionar como una herramienta para impulsar la transformación de la vida laboral.
El evento, que perteneció al Ciclo de Charlas de Management y Negocios, tuvo lugar el jueves 24 de setiembre de 2020.
Quiroga sugirió utilizar el modelo de negocios Canvas. Este modelo fue creado por Osterwalder y Pigneur en 2008 y versionado por Alejandro Melamed en 2019, quien sugiere los siguientes siete pasos:
1. Introspección.
Este punto tiene que ver con lograr salir de la zona de confort, dejar de procrastinar y de tenerle miedo al cambio.
“Cuestionarnos cómo podemos adueñarnos de nuestra vida y nuestras decisiones, y qué podemos cambiar. Considerar qué aspectos tenemos para ofrecer, analizar todo nuestro ser: qué valoramos, qué vemos, cómo miramos el mundo. Hagamos este proceso cuando no sea urgente, sino cuando sea importante, porque lo urgente nos va a llevar a ocuparnos o preocuparnos por el resultado final y no a disfrutar del tránsito. En cambio, cuando es importante, podemos dedicarle el tiempo, la energía y el espacio necesarios para aprender del proceso y del resultado final”, indicó la experta.
2. Contexto.
Al diseñar un Canvas, es importante tener en cuenta el contexto personal, profesional y social. Por ejemplo, tener presente que en la época actual, con los cambios producidos en el trabajo a raíz del coronavirus, algunos procesos se aceleraron en cuestión de semanas o incluso días.
3. Propósito.
El propósito tiene que ver con las creencias y las convicciones de cada persona. “Puede cambiar a lo largo de la vida. Tiene que ver con por qué y para qué hago lo que hago”, está orientado hacia la acción.
4. Target.
“Significa conocer a quién va dirigido nuestro esfuerzo y nuestro propósito, empatizar con quien va a ser el receptor de nuestra energía, implica conocer el objetivo sobre el que enfocar los esfuerzos”, señaló Quiroga.
5. Propuesta de valor.
Al definir una propuesta de valor hablamos de una promesa de lo que se da a ofrecer, hay que considerar qué se ofrece, a quiénes y cómo agrega valor. La experta recomendó “enamorarnos de nuestra propuesta, pero también mirar hacia afuera”.
6. Marca.
La marca tiene que tener un plan de acción, una estrategia, valores, una misión y una visión, así como un diferencial relevante y consistente. Tiene atributos objetivos y subjetivos, y es lo que se va a ver de nuestra propuesta como un sello.
7. Prototipo.
Esta última fase tiene que ver con exponer una propuesta a interlocutores válidos como público objetivo que puedan testear nuestra propuesta. Para esto, es necesario superar el miedo a la vulnerabilidad, a la vergüenza, animarse al cambio y arriesgarse a no tener éxito.
Este proceso realizado de forma consciente, con análisis y emoción, nos va a permitir llegar a una mirada diferente de nosotros mismos. Seamos humildes para aceptar que nos vamos a equivocar, que vamos a recibir críticas y que vamos a conocer aspectos de nosotros mismos que no conocíamos y que tal vez no nos gusten. Y cuando esto suceda tratémonos con ternura, no nos castiguemos. Si estamos dispuestos, será parte del aprendizaje hacia la construcción de un ser profesional – personal más feliz.