El martes 27 de febrero, pasadas las 9 de la noche, cinco muchachos lucían cansados y nerviosos. Llevaban más de siete horas de esfuerzo. O en realidad mucho más. Una semana antes habían comenzado su participación en el Challenge Directivo de la Universidad ORT Uruguay, un concurso que puso a prueba sus habilidades de dirección, su capacidad de análisis y para diagnosticar los problemas que surgen en las organizaciones.
Participaron profesionales con distintos tipos de formaciones: contadores públicos, ingenieros en computación, industriales y en biotecnología, licenciados en recursos humanos, en sistemas, en comunicación, en diseño o en gerencia.
Además de la experiencia de vivir una situación real de negocios, de la capacitación y de enfrentar a un jurado de expertos, los competidores podían obtener becas del 40 % para los miembros del equipo que obtuviese el primer lugar, y del 30 % para los que alcanzaran el segundo.
El 20 de febrero, los equipos se habían reunido en la Facultad de Administración y Ciencias Sociales para el lanzamiento de la competencia. Allí, recibieron formación en resolución de problemas y en comunicación persuasiva. También les dieron el caso que debían estudiar durante la semana: el de la empresa Verdeagua, un emprendimiento que se encuentra en un momento clave para definir su futuro.
Una semana después, a las 2 de la tarde, los equipos recibieron la consigna del caso: el emprendimiento debía crecer todo lo posible reforzando su identidad, y así desarrollar más capacidades para poder aprovechar en el futuro oportunidades de mayor envergadura.
Las opciones para seguir este camino eran muchas. ¿Cómo deberían armar el puzle? ¿Cuál era la mejor secuencia de acciones? Estas eran algunas de las preguntas que debían responder los competidores.
Para indagar acerca de las diferentes líneas de acción, durante más de una hora, los participantes del challenge realizaron preguntas sobre el modelo de negocios, aspectos legales, operativos y de crecimiento comercial a Sebastián Figuerón y Juan Herrera, socios fundadores de Verdeagua, Diego Giay, nuevo socio de la empresa, y Fiorella Polcaro, estudiante de Ingeniería en Biotecnología que ha trabajado en proyectos de investigación vinculados a la empresa.
Luego, sin más material que la consigna, sus apuntes, y con la información del sector que recordaran, comenzaron a preparar sus presentaciones. Durante ese tiempo, no podían acceder a internet ni comunicarse con nadie.
El challenge tuvo una organización similar a la de las competencias internacionales de casos. Los equipos se dividieron en dos grupos, y realizaron sus presentaciones ante los jurados compuestos por profesores de la Escuela de Postgrados.
“Esta modalidad de trabajo los lleva al límite, los presiona en tiempo y en habilidades”, dijo el Dr. Luis Silva, coordinador académico del Master en Administración de Empresas – MBA, y agregó: “No estamos premiando el conocimiento previo, lo que estamos buscando, evaluando y premiando son algunas habilidades horizontales de dirección, en particular la resolución estructurada y lógica de problemas, y comunicación persuasiva”.
Poco después, el jurado seleccionó a los equipos finalistas. Estos fueron, por un lado, los contadores Juan Patricio Dagnino y Diego Alfie, y, por el otro, los ingenieros en biotecnología Nicolás Tambucho y Agustín Pintos, junto al Licenciado en Sistemas Diego Leites.
Los dos grupos recibieron feedback del tribunal para mejorar sus presentaciones y de inmediato comenzaron a trabajar. Solo tenían media hora para aplicar las mejoras. Los nervios y la adrenalina compensaban el cansancio de la jornada. Al terminar, todos lucían satisfechos. El duelo intelectual los había llevado al límite.
Poco después de las 9 de la noche, solo faltaba conocer la decisión final. Los cinco jóvenes estaban frente al jurado. “Las dos presentaciones fueron muy buenas y parejas”, comentaban.
–Eligieron un tema central, como son las ventas, y se centraron y mantuvieron en él –dijo el profesor Enrique Kramer, catedrático de Dirección Estratégica, al grupo de Dagnino y Alfie.
–Mejoraron mucho la presentación anterior y estuvo muy bueno que hayan mantenido la filosofía de la empresa –dijo el profesor Alejandro Moreno, catedrático de Finanzas de Empresas, a Tambucho, Pintos y Leites.
El hemiciclo estaba en silencio. Algunos de los otros participantes se habían quedado a seguir el desenlace del challenge. Todos estaban expectantes y ansiosos. Finalmente, llegó el momento del fallo:
–La decisión final del tribunal ha sido que el equipo ganador sea el de Nicolás Tambucho, Agustín Pintos y Diego Leites.
Los miembros de los dos grupos se felicitaron estrechándose las manos y con abrazos.
–Nos inscribimos porque queríamos tener esta experiencia. Nos pareció una buena oportunidad. Estuvo muy bueno el planteo de problemas y soluciones con esta dinámica. Y después pensando en alguno de los postgrados –dijo Tambucho.
–Este tipo de instancias son siempre positivas para la persona, porque da la oportunidad de medirse con respecto a otros y con uno mismo –señaló Diego Alfie.
Ignacio Leites coincidió con él:
–Me encantó la experiencia. La verdad que lo pasamos bien, nos divertimos resolviendo el problema. Hacer la presentación y recibir la devolución del jurado fue muy interesante–concluyó.