Zanetti se graduó de la Licenciatura en Economía de la Universidad ORT Uruguay en 2008, cuando ya estaba trabajando para el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres), organización sin fines de lucro que apunta a promover el crecimiento y formación de sus jóvenes colaboradores. Con el objetivo de continuar formándose, dos años después, optó por viajar al Viejo Continente para estudiar un Máster en Análisis Económico en la Universidad Carlos III de Madrid.
Si bien en esa universidad tuvo varias asignaturas de macroeconomía —área con la que hasta entonces más se había vinculado laboralmente—, Zanetti destaca aquellas que “la sacaron de lo tradicional” y le permitieron “abrir la cabeza”. Tal fue el caso de Economía de la Energía, área de estudio con la que se reencontró en su último proyecto para el Banco Mundial —sitio en el que trabajó entre 2021 y 2014— y en donde se desempeña actualmente, en la Dirección Nacional de Energía del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM).
¿En qué consiste tu cargo como asesora de la Unidad de Demanda, Acceso y Eficiencia Energética en la Dirección Nacional de Energía del MIEM?
La Dirección Nacional de Energía es el organismo encargado de diseñar e implementar la política energética nacional. Yo trabajo en el área de Demanda, Acceso y Eficiencia Energética, donde diseño políticas que promuevan un uso racional de la energía. Por ejemplo, una de las políticas de eficiencia es el etiquetado de equipamiento eficiente, que consiste en el pegado de etiquetas en los electrodomésticos para brindar información a los consumidores sobre el desempeño energético del equipo. Nosotros queremos que la población compre equipos clase A. Para ello, debemos identificar si las barreras para su adquisición son financieras, culturales, tecnológicas o de información y, en base a eso, diseñamos políticas que lleven a los consumidores a optar por los equipos eficientes.
Otro de los temas de los que se encarga mi área es de la promoción del transporte eléctrico. La tarea principal, en ese sentido, es mirar si la cantidad de vehículos es la esperada, por qué hay o por qué no hay tantos vehículos, qué problemas hay y en dónde podemos influir para mejorar todos estos aspectos.
Y, por último, siempre se hace la evaluación de impacto. Cuando uno diseña una política, debe fijarse una meta medible, con indicadores claros y la metodología definida para evaluar si se cumplió el objetivo.
Es un trabajo súper interesante porque tenemos un equipo multidisciplinario. Hay ingenieros, economistas, estadísticos, politólogos y arquitectos. Nunca te da tiempo para aburrirte porque es un mercado cambiante y siempre están apareciendo nuevos desafíos.
¿Cómo fue tu experiencia en el Banco Mundial y cuál era tu tarea allí?
Cuando estaba terminando mi maestría en Madrid, un amigo de ORT me avisó que había una vacante para economistas en el departamento de Reducción de la Pobreza y Manejo Económico en el que se tratan temas de macroeconomía y política fiscal. Era un puesto para la oficina del Banco Mundial en Uruguay. En ese momento me faltaba la tesis, pero me postulé, me llamaron, me invitaron a una entrevista y quedé. Terminé la maestría un viernes y esa misma noche viajé para Uruguay. El lunes siguiente arranqué.
Mi puesto tenía que ver con el análisis de la coyuntura económica de Uruguay. Analizaba los indicadores macroeconómicos, hacía proyecciones de crecimiento, de inflación, análisis de sostenibilidad de deuda, y participaba en las operaciones de préstamo, tanto en la preparación como en la supervisión. La última operación financiera en la que estuve involucrada fue un préstamo para apoyar la gestión de riesgos en el sector energético. El objetivo era estabilizar los costos de generación de electricidad en caso de sequía para evitar presiones presupuestarias.
Con respecto al resto de tu carrera profesional, ¿en dónde más te desempeñaste? ¿Y qué considerás que te aportó cada uno de tus trabajos?
Cuando estaba terminando mi carrera en ORT empecé a trabajar en Ceres, un centro de estudios que se dedica al análisis de la situación económica y social del país, y a proponer políticas públicas para contribuir al debate social. Ahí yo estaba encargada del sector externo, tenía que mirar cómo se comportaban las grandes economías, como las de Estados Unidos, Europa, Japón, y las de los principales socios comerciales y regionales, como Brasil y México. Después veía cuál era el impacto de las condiciones externas en nuestro país.
Me tocó trabajar en la época de la crisis financiera de 2008-2009. Era un estrés constante ver todo lo que estaba pasando en el mundo, cómo podría repercutir en Uruguay y, a su vez, pensar políticas para prevenir eso que podía llegar a venir.
¿Qué recordás de la Licenciatura en Economía en ORT y qué herramientas te brindó para tu futuro profesional?
ORT me dio mi formación profesional de economista. La gran diferencia entre la Licenciatura en Economía en ORT y la maestría es que esta última fue muy teórica, muy abstracta, mientras que la carrera en ORT siempre combinó teoría y mucho de economía aplicada, mucha práctica.
Recuerdo unos talleres de coyuntura económica. Ahí veías indicadores macroeconómicos aplicados a la realidad económica uruguaya, cosas que hoy me pueden resultar obvias, pero que uno que está estudiando no sabe, porque nunca las vio antes.
"ORT no solo me dio una excelente formación académica, sino que además mi primer trabajo lo conseguí a través de la universidad".
Hasta el día de hoy uso las herramientas econométricas que aprendí en ORT. El máster era en papel, no había computadoras ni programas econométricos. Entonces, todo lo que se refiere a manejo de software econométricos y paquetes estadísticos lo aprendí en ORT, y es uno de los grandes diferenciales que noto que tengo.
El hecho de formar grupos para los obligatorios te da otro tipo de formación. Organizar los tiempos, discutir las ideas del equipo, llegar a un consenso, son cosas que un profesional necesita. El vínculo con los profesores, que son los profesionales en tu rubro que tenés a tu alcance como estudiante, son cosas que marcaron mi profesión desde el principio. Yo he seguido en contacto con docentes luego de graduada. Dos o tres de mis cartas de recomendación fueron de docentes de ORT, que podían hablar de mí como profesional y recomendar mi trabajo. Hasta el día de hoy recurro a ellos si necesito algún consejo u otro punto de vista. Si bien hoy somos colegas, su opinión es algo que valoro mucho y algo que me dejó la universidad.
Cursaste en ORT con una beca del 100 %. ¿Cómo impactó en tu vida como estudiante esa posibilidad?
Cuando estaba terminando sexto de Economía en el Instituto Juan XXIII, ORT me ofreció una beca del 100 % para estudiar la Licenciatura en Economía. Me acuerdo que al principio dudé, porque tenía el preconcepto de que las universidades privadas te regalaban la nota. Me puse a averiguar, hablé con varios profesionales recibidos y con docentes del liceo, y todos me hablaron muy bien de ORT. Acepté la beca y no me arrepiento. No solo me dio una excelente formación académica, sino que además mi primer trabajo lo conseguí a través de la universidad, y luego el apoyo de los docentes fue clave para ser admitida en el máster y obtener una beca de estudios.