Sofía Spektor y Rafael Paganini, graduados de la Licenciatura en Economía de Universidad ORT Uruguay, inician una nueva etapa en su formación: un Máster en Educación en Harvard University y un PhD en Economía en University of Wisconsin–Madison.
Sus historias reflejan la diversidad de caminos que puede abrir la carrera, la calidad de la formación recibida y el valor del acompañamiento docente en los proyectos de postgrado en el exterior.
Ya sea desde la investigación o desde el diseño de políticas educativas, ambos comparten la convicción de que la Economía puede ser una vía para transformar la realidad. Y su paso por ORT fue el primer paso de ese camino que hoy los lleva, literalmente, del aula al mundo.
Dos caminos, una misma pasión por entender y transformar la realidad
El interés de Sofía Spektor por la educación nació del mismo impulso que la llevó a estudiar Economía: la necesidad de comprender los problemas sociales y buscar soluciones concretas.
Con el tiempo, las materias de la carrera y sus experiencias laborales la llevaron a identificar en la educación una herramienta poderosa para mejorar la calidad de vida de las personas.
Siempre tuve un perfil social. Quería entender por qué existía la pobreza, qué estaba detrás de eso que escuchaba en las noticias y cómo podía aportar para cambiarlo.
Lic. Sofía Spektor
“La educación no es lo único, pero es fundamental para que las personas puedan salir adelante. Me motiva mucho pensar en cómo hacerla más equitativa”, dice.
Por su parte, Rafael Paganini siguió un recorrido académico, impulsado por su interés en la investigación.
Después de trabajar como asistente de investigación en CINVE y realizar una maestría en Argentina, decidió que quería avanzar hacia un doctorado.
Mi principal razón para estudiar economía es que me gusta aprender sobre la disciplina, y hacer carrera en investigación es una excelente forma de hacer de eso tu trabajo.
Lic. Rafael Paganini
Harvard y Wisconsin-Madison: aprender en la frontera del conocimiento
Para Spektor, elegir Harvard University no fue solo una cuestión de prestigio, sino también de enfoque. Su programa, Education Policy and Analysis, combina una sólida base cuantitativa con una mirada aplicada.
“Era el que más me cerraba por todos lados. Tiene un enfoque analítico sobre evaluación de impacto, sobre entender qué políticas funcionan y por qué. Además, Harvard ofrece la posibilidad de tomar materias en otras escuelas, como la Kennedy School o la Business School, e incluso en MIT, lo que hace que la experiencia sea mucho más completa”, destaca.
También valora el ambiente académico diverso y global. “Hay muchos profesores internacionales, de América Latina y el Caribe, que estudian temas de educación en países en vías de desarrollo. Eso me permite aplicar lo que aprendo a mi realidad y no solo a la de Estados Unidos”.
En el caso de Paganini, University of Wisconsin–Madison se destacó por su fortaleza en economía laboral y econometría, las áreas en las que desea desarrollarse.
“El departamento tiene una muy buena reputación general y ofrece la oportunidad de trabajar con investigadores de primer nivel. Además, el ambiente colaborativo entre estudiantes fue algo que todos los que pasaron por allí destacaron”.
Para él, cursar un doctorado en una universidad de este nivel significa “aprender de quienes están en la frontera de la investigación, y también junto a quienes ocuparán ese lugar el día de mañana”.
La huella de ORT: formación, apoyo y puertas abiertas
Tanto Spektor como Paganini destacan el papel clave que tuvo su paso por la Licenciatura en Economía de ORT en su desarrollo académico y profesional.
En el caso de Spektor, resalta especialmente el acompañamiento de los docentes.
“Siempre sentí mucho apoyo, sobre todo cuando tenía dudas vocacionales o profesionales. Mis profesores fueron muy abiertos para orientarme, recomendarme y hasta ayudarme a conseguir trabajos. Algunos de esos empleos los obtuve gracias a sus recomendaciones”, recuerda.
También valora la actualización constante del plan de estudios. “Me tocó estar en la última generación del programa anterior, pero ya se estaban incorporando materias de programación y el uso de herramientas como R”. Según dijo, eso “fue clave”, ya que le permitió salir al mercado laboral con conocimientos que otros profesionales de su edad no tenían.
Paganini coincide en que la formación en ORT le dio “una visión amplia de los diferentes campos de la disciplina y una idea clara de los temas en los que quería profundizar”.
Además, menciona el valor de la red de graduados y profesores: “Soy muy amigo de Emanuel Schertz, que hoy estudia un doctorado en Harvard. Hablar con él sobre su experiencia influyó mucho en mi decisión. También recibí valiosos consejos de profesores como Néstor Gandelman, Flavia Roldán y Francisco Rosas”.
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Licenciatura en Economía
Consejos para quienes sueñan con estudiar en el exterior
Ambos graduados coinciden en que el proceso de postulación a universidades del exterior puede ser desafiante, pero profundamente gratificante.
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No tener miedo de pedir ayuda
Spektor comenta que “El proceso tiene mucha burocracia, pero también mucha introspección”.
“Hay que reflexionar sobre lo que uno quiere y comunicarlo bien. Es clave hablar con otros que ya pasaron por eso. En mi experiencia, todos los que contacté me respondieron con buena disposición y me ayudaron más de lo que imaginaba”, cuenta.
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Tomarse el tiempo necesario para preparar las aplicaciones
“A veces queremos hacerlo rápido, pero es un proceso largo. Empezar con anticipación te da más opciones de becas y hace que todo sea más disfrutable”, dice Spektor.
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Acercarse cuanto antes al mundo de la investigación
Paganini comenta que trabajar como asistente de investigación “Es la mejor forma de confirmar que te gusta y, además, de conseguir cartas de recomendación”.
“También ayuda a entrar en contacto con personas que puedan asesorarte bien. Mi experiencia haciendo una maestría antes del doctorado fue muy positiva, y la recomiendo: te da confianza y suma para la postulación”, explica.
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No demorarse
A quienes estén evaluando los tiempos, les deja un mensaje alentador: “Yo empiezo el doctorado con 31 años. Estoy muy contento con cómo se dio todo, pero si pudiera, lo haría antes. No es tarde, pero vale la pena animarse a dar el paso cuanto antes”.