Tras la reunión del consejo asesor del Master en Administración de Empresas (MBA), el Dr. José de la Torre, miembro del consejo desde marzo de 2011, habló de la trascendencia de la acreditación por AMBA y de los próximos pasos que debe dar el Master.
De la Torre fue Decano del Florida International University, Profesor Emérito de dicha universidad, Director del UCLA’s Center for International Business Education and Research, investigador de la Escuela de Negocios de Harvard, y profesor de INSEAD en Francia.
-¿Qué opina de la acreditación del MBA de la Escuela de Postgrados por AMBA?
-Me parece que es un gran logro y uno muy merecido. Este programa reúne todas las condiciones para ser considerado entre los mejores del mundo y este reconocimiento de AMBA lo confirma.
-Tan solo cerca del 6 % de los MBA del mundo están acreditados ante estándares internacionales de este tipo ¿de qué forma sitúa a la facultad el haber recibido la acreditación de AMBA?
-Los miembros de la facultad en ORT deben de estar muy orgullosos de este reconocimiento. Como decía anteriormente, los MBA se han convertido en casi un commodity con miles de programas esparcidos por todo el mundo, muchos de calidad muy dudosa. Para poder diferenciarse es necesario que nuestro programa sea reconocido como algo diferente y de gran valor. La acreditación de AMBA, como puede suceder con otras acreditaciones en el futuro, dan al individuo que está considerando hacer sus estudios de postgrado en administración una garantía de la calidad del producto que está comprando. Claro, hay otros indicadores de calidad como son los rankings internacionales (donde el MBA de la ORT se encuentra muy bien situado –ver rankings de América Economía y de Eduniversal- y en muy buena compañía) o las evaluaciones de los pares y la reputación entre los empleadores de MBAs, pero si no fuera por estos signos de calidad el estudiante no tendría cómo evaluar la oferta de programas. Con esta acreditación, el MBA de ORT fue evaluado con los mismos criterios que los mejores del mundo.
-¿Cómo influye, desde la perspectiva de un estudiante, ingresar a una institución acreditada?
-Vuelvo al problema que tiene el estudiante de cómo evaluar un programa y compararlo con otro. Es imposible conocer un programa de MBA ex ante, ya que el estudiante no dispone de los datos necesarios. Habría que cursar todo el programa para poder conocer su valor. De ahí que las acreditaciones entren a llenar esa necesidad y ofrezcan al estudiante un sello de garantía sobre la institución que está considerando.
-¿Cuáles son los próximos pasos que debe dar el MBA de la universidad y cómo influye la acreditación internacional en esos pasos?
-Creo que son varios los posibles pasos a seguir. El primero es no dormirse sobre los laureles. Esto es un proceso de mejora continua y la acreditación es solo una señal para continuar invirtiendo en calidad e innovación en el programa. Las acreditaciones se dan por un período y dentro de pocos años hay que renovarla. O sea que la próxima revisión está a la vuelta de la esquina. El segundo paso sería expandir la demanda y hacer crecer el programa. No porque los números sean una panacea, sino porque un programa mayor permite mayor especialización y la amortización de inversiones importantes en más electivas, programas especiales, más profesores visitantes, etc. Además, es muy importante para el crecimiento económico del Uruguay que las empresas tengan directores y gerentes con formación de MBA acreditado internacionalmente. Tercero, la acreditación facilita la cooperación internacional con otras universidades de primer orden, ya que estas también ven el sello de garantía acordado por AMBA como un atractivo adicional para cooperar con la ORT en programas conjuntos, de doble titulación (el MBA ya tiene) o de intercambios con instituciones de alta calidad. Por último, creo que la misión de investigación de la universidad sigue siendo fundamental. El hecho de tener el programa acreditado puede influir aun en este sentido al facilitar entrada a las empresas y colegas en otras instituciones con los cuales programas cooperativos de investigación y desarrollo se pueden optimizar.