Etelvina Guerra, graduada de la Licenciatura en Gerencia y Administración de la Universidad ORT Uruguay, se encuentra realizando el International MBA de EAE Business School con un intercambio en Pace University. La graduada habló sobre sus comienzos, su crecimiento en el área financiera y su etapa profesional actual.
¿A qué te dedicás en este momento?
En setiembre 2017, tras 10 años de trabajo en el sector financiero, me fui a hacer un MBA en EAE Business School. El máster se divide en dos: una mitad es en Barcelona y la otra, en Pace University, Nueva York. Se dio el momento de venir. Siempre quise estudiar en Nueva York y ésta era la oportunidad.
Durante la carrera en ORT no hice ningún intercambio y, al terminarla, hice una maestría en Uruguay. Siempre quise tener una experiencia en el exterior, pero no es muy fácil. Se dio ahora el momento de venir.
Hay grandes temas en cuanto a vivir afuera: acceder a nuevos conocimientos, contactos de distintas partes del mundo, mentalidades diferentes. Todos los días hay un lugar nuevo para conocer. Ayer visitamos Bloomberg, por ejemplo, que es lo mismo que para un ingeniero en sistemas ir a Google.
Es increíble. Si le sumás la experiencia que puedas adquirir dentro de un salón, creo que tener la posibilidad de vivir en el exterior es un regalo. Sobre todo si te desempeñás en el sector financiero. Estar acá es como estar en una película. Desde el punto de vista académico, siempre suma. Aunque veas el mismo tema, las culturas que te rodean y las vivencias son diferentes. Es un aprendizaje rico y una situación de ganar-ganar. Cuesta irse, extrañar, pero es parte del proceso.
¿Cómo te has visto en relación a tus compañeros en el MBA?
Tener formación en gerencia y administración, que es el título de grado que obtuve en la ORT, me dio un soporte amplio y bueno para hacer un MBA.
Muchos compañeros han hecho administración, pero también hay ingenieros, arquitectos, tengo un compañero de robótica. Es interesante porque la dinámica es muy parecida a la de la carrera, en cuanto a la metodología de casos y trabajo en equipo. Pero compartir la clase con personas con diferente formación hace que la experiencia sea totalmente distinta.
Hacer un MBA, más allá de que ya dimos muchos temas parecidos en la carrera, da la posibilidad de interactuar con personas de distintas industrias. Desde profesionales que trabajan en diferentes tipos de organizaciones hasta dueños de empresas.
¿Cómo ha sido tu trayectoria como estudiante y profesional?
Siempre estudié mucho. A los dos años de haber comenzado a cursar la carrera en ORT se me hizo muy complejo continuar estudiando por razones económicas. La universidad me impulsó a seguir y pude obtener una beca por mi desempeño académico.
En la ceremonia de graduación daban un reconocimiento por excelencia académica, que dependía de la escolaridad. Lo recibí. Fue una sorpresa, no sabía ni que existía.
Este es mi segundo máster, el anterior fue en finanzas. No los hago para acumular titulaciones y diplomas. Es característico de mí buscar experiencias para absorber lo máximo posible. Una vez un jefe me dijo que tenía hormigas porque siempre estaba buscando nuevos desafíos, motivaciones, crecimiento. Sé que me esfuerzo mucho para que salga lo mejor, pero también he tenido mucha suerte y me ha tocado trabajar con muy buenas personas; eso es ser afortunada.
Tuve como meta hacer la carrera en los cuatro años. Los últimos meses ya tenía todo pronto para volver a Maldonado, de donde soy. Entregaba el Plan de Negocios y entregaba el apartamento. En ese momento me surgió la posibilidad de realizar una pasantía en el banco ABN AMRO. Fue mi primera experiencia laboral. Gracias a eso, me quedé en Montevideo.
Lo del ABN AMRO fue gracias al programa de capacitación “Jóvenes Talentos”. La prueba para entrar consistió en una competencia con más de 2.000 participantes de todas las universidades, de los cuales solo 10 quedaron seleccionados para un programa de un año y medio de duración. En base a esa pasantía empezó, en cierta medida, mi carrera. Me abrió la puerta para estar cinco años en HSBC, donde trabajé como ejecutiva de cuentas.
Dadas mis inquietudes, no era el momento de seguir en el banco. Mi siguiente trabajo fue en una firma de corredores de bolsa, donde me permitieron hacer el MBA. En la empresa no había antecedentes de que alguien se fuera al exterior sin goce de sueldo. Me dieron la oportunidad y eso para mí fue un regalo, la frutillita de la torta. Me costó mucho tomar la decisión.
Es muy difícil irse a estudiar a otro país cuando uno tiene un buen trabajo y es agradecido con eso, pero suma mucho profesionalmente. Aunque lleva tiempo, vale la pena. Se los recomiendo. Existen muchas oportunidades. Hay que animarse, buscar, tener paciencia.