Melanie Rubinsztejn, estudiante de la Licenciatura en Gerencia y Administración, contó su experiencia como estudiante de intercambio en Audencia Nantes School of Management, Francia.
-¿Por qué quisiste hacer un semestre internacional?
-Me parece que está buenísima la experiencia de irse solo a estudiar a otro país y desde que arranqué la carrera tenía ganas de hacerlo.
-¿Cómo surgió la posibilidad de hacerlo en Audencia Nantes?
-Yo quería irme sí o sí a Francia. En un principio, mi idea era irme a Toulouse, pero lo que me ofrecían no me servía para revalidar ninguna materia. Así que tuve que retomar la lista de convenios en Francia y ver en qué otra ciudad podía hacer el semestre. Con la ayuda de Enrique Kramer fue que surgió la idea de hacerlo en Audencia.
-¿Por qué elegiste hacerlo allí?
-Elegí Audencia porque la universidad es excelente, está ranqueada entre las seis mejores escuelas de comercio en Francia y cuenta con las tres acreditaciones. Por otro lado, no conocía Nantes, así que me gustó la idea de conocer una ciudad nueva que, por lo que había averiguado, era muy estudiantil.
-¿Cómo fue la experiencia de estudiar en una universidad de primer nivel en Europa?
-¡Increíble! Si lo pudiera hacer de vuelta lo haría. La universidad está muy bien preparada como para recibir estudiantes extranjeros, organizan todo tipo de eventos constantemente.
Yo fui sola, no conocía a nadie en la ciudad y desde el primer día siempre estuve acompañada. La organización, la formalidad y la exigencia que tiene la universidad me llamó mucho la atención.
-¿Te sentiste preparada para estudiar allí?
-Las primeras semanas de clase me costó adaptarme, yo entré en una clase donde había 40 franceses y todos se conocían desde hacía tres años. Las primeras clases no pude sacar un apunte porque me parecía que los profesores hablaban rapidísimo, pero le agarré la mano enseguida.
Por otro lado, algunas materias me costaron más que otras porque no contaba con la misma preparación que el resto de mis compañeros. Para ingresar a Audencia, todos tuvieron que hacer 2 años de escuela preparatoria, que son muy exigentes, y recién ahí tuvieron el examen de ingreso a la facultad.
Igualmente, tanto los profesores como mis compañeros fueron muy amables conmigo, todo lo que no entendía me lo volvían a explicar.
-¿Cómo era tu vida durante el intercambio? ¿Cuánto tiempo estuviste en el exterior?
-El semestre en Nantes duró cuatro meses. Yo vivía en una residencia estudiantil, situada en el centro. En el día iba a clase y en el tiempo libre me juntaba a hacer trabajos en equipo.
-Además de estudiar, ¿qué hiciste durante tu estadía en el exterior?
-Aproveché para viajar por Europa. Incluso la universidad organizaba viajes con todos los estudiantes de intercambio a diferentes partes de Francia.
-¿Qué tipo de relaciones generaste?
-Desde el comienzo, me hice un grupo de amigas que eran de México, Argentina y España, lo que hacía que fuera más fácil la convivencia por el idioma y por las costumbres.
Por otro lado, en la universidad siempre estaba con mi grupo, que eran todos franceses. Y fuera de clase, había un grupo asignado por la universidad que se encargaba de organizar todo tipo de actividades para los estudiantes de intercambio, donde veía a gente de todo el mundo.
-¿Qué fue lo que más te llamó la atención durante tu estadía en el exterior?
-Lo que más me llamó la atención durante mi estadía fue la diferencia cultural con varios países en los que estuve, las costumbres, el manejo de los horarios.
Por otro lado, el avance tecnológico es otro aspecto que me sorprendió. Por ejemplo, en mi universidad en Francia, todos mis compañeros tomaban apuntes con laptops o tablets. Cada alumno tiene una tarjeta magnética con su nombre y foto la cual es necesaria para ingresar y salir del establecimiento (las puertas se abren con el reconocimiento de cada código).
-¿De qué forma te enriqueció esta experiencia?
-Me enseñó a ser independiente, a manejarme en países en los cuales no conocía el idioma, a adaptarme a culturas diferentes.
Entrevista publicada en 2014.