“Todo es posible, pero parece que Netanyahu no va a ser el primer ministro”, ya que su partido, el Likud, fue el segundo más votado y obtuvo cuatro escaños menos que en las últimas elecciones, señaló el Dr. Joel Peters, Ph. D. en Relaciones Internacionales de St. Antony’s College, University of Oxford y exdirector del Programa de Asuntos Gubernamentales e Internacionales en Virginia Tech, especializado en el área de seguridad global y resolución de conflictos.
La conferencia, titulada “Elecciones en Israel: análisis de los resultados”, tuvo lugar el 19 setiembre 2019 y fue organizada por el Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad ORT Uruguay.
El contexto de las elecciones
En las elecciones en Israel del 9 de abril de 2019, el primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu no logró establecer un gobierno, por lo que volvieron a realizarse elecciones el 17 de setiembre del mismo año.
El Parlamento israelí se compone de 120 escaños. Sus integrantes son elegidos en base a un sistema nacional de representación proporcional. “Nunca ningún partido ganó la mayoría de 61 escaños, por lo que las coaliciones entre partidos son la norma”, indicó el experto.
El Likud, el partido de Netanyahu, y Kahol Laván, coalición política liderada por Benny Gantz, obtuvieron la mayor cantidad de escaños en ambas elecciones. El Likud pasó de alcanzar 35 escaños en abril a 31 en setiembre; Kahol Laván, de 35 a 33. Si bien ambos podrían formar coaliciones, ninguno llegaría a los 61 escaños necesarios para lograr la mayoría gobernante.
En las elecciones anticipadas de abril, tras el Likud y Kahol Laván, se habían consolidado como las otras fuerzas más votadas Shas y Yahadut Hatorah, con 8 escaños cada uno. Siguieron Jadash – Ta'al y Partido Laborista Israelí con 6; Yisrael Beiteinu y Derecha Unida con 5. Meretz, Kulanu y la Lista Árabe Unida – Balad con 4.
Las nuevas perspectivas
En setiembre, tras el Likud y Kahol Laván, la Lista Conjunta, que representa a cuatro partidos árabes, se consolidó como la tercera fuerza más votada. Siguieron el partido ultraortodoxo Shas, que pasó de 8 a 9 escaños y el nacionalista laico Yisrael Beiteinu, que pasó de 5 a 8. La coalición de partidos ortodoxos Judaísmo Unido de la Torá se mantuvo en 8; la alianza de derecha Yamina, pasó de 5 a 7.
“Yamina era un partido de la vieja derecha. De repente, ha vuelto y ya se dividió”, explicó Peters. La lista conjunta del Partido Laborista Israelí y el partido Guesher obtuvo 6 escaños; la coalición de izquierda Unión Democrática, 5.
Según explicó el experto, una de las piezas clave será Avigdor Lieberman (ex asistente personal de Netanyahu, líder del partido Israel Beitenu), quien duplicó su cantidad de escaños a 8. “Ni Netanyahu ni Gantz llegarán a 61 sin Lieberman”, agregó. Además, señaló que el resultado tendrá un impacto en la relación con la Autoridad Palestina.
“Estamos lejos del final. Soy cauteloso. Una pequeña variación podría cambiar el balance entre los diferentes lados”, afirmó Peters y señaló que los próximos tres o cuatro meses, en lo que refiere a las elecciones, son “una montaña rusa”.
El experto indicó que Gantz se encuentra “en una posición más sólida” que en las primeras elecciones. A la vez, remarcó que el Likud ha perdido fuerza: “En abril, cuando se publicaron los resultados de las primeras elecciones, todos los titulares de la prensa apuntaban a que Netanyahu sería el primer ministro de Israel. Ahora se ha vuelto mucho más débil”.
Uno de los signos de debilidad de Netanyahu, señaló el analista, es el hecho de no haber viajado a Nueva York, donde iba a participar de la Asamblea General anual de la ONU y a reunirse con Donald Trump. Peters atribuyó esto a los problemas que surgen “cuando el rey deja su castillo”.
Por último, concluyó: “Netanyahu es el gran perdedor de estas elecciones. Hoy está débil, pero es un gran luchador y no se sabe qué podrá ocurrir hasta que no estén los resultados oficiales. Es como un juego de ajedrez”.