https://www.youtube.com/watch?v=Cyn4Bn04MGM
El embajador Agustín Espinosa, catedrático de Relaciones Internacionales e Integración de la Universidad ORT Uruguay, quien ha encabezado varias misiones de paz de la Organización de Estados Americanos (OEA), habló sobre el rol de la organización y desarrolló varias de sus misiones diplomáticas.
Espinosa brindó la conferencia “Las misiones de paz de la OEA”, que tuvo lugar el 27 de octubre de 2021 y formó parte del Ciclo de Charlas que organiza la Licenciatura en Estudios Internacionales.
El académico es Doctor en Diplomacia por la Universidad de la República, postgrado en Derecho Internacional por la Academia de Derecho Internacional de la Haya. Se desempeñó como embajador de Uruguay en Alemania, Brasil, Egipto, Israel y Reino Unido y fue director general de Integración del Mercosur.
Conflictos que conducen al accionar de las misiones de paz
Para Espinosa, los conflictos políticos y territoriales en América Latina y el Caribe tienen su origen en la herencia colonial y en la frágil delimitación de los Estados durante el siglo XIX. A estos conflictos se suman los originados por el derecho internacional del mar y los nuevos modos de explotar los recursos marinos.
“Doscientos años después de la independencia de España y Portugal, todavía tenemos más de 20 países con diferencias en relación a sus fronteras o con su territorio”, indicó Espinosa. “Incluso nuestro país sostiene diferencias territoriales con Brasil”, agregó. Aún así, los conflictos territoriales en América Latina conviven con una gran integración regional.
“Estos conflictos tienen una influencia geopolítica muy destacada, negativa, y que muchas veces es un factor de inestabilidad serio”, dijo el experto. “Algunos países han recurrido a la OEA para que los acompañe en este proceso de identificación del combate a la corrupción y a evitar el debilitamiento institucional que provoca escepticismo en la democracia”.
Misiones estatales
Espinosa repasó la historia del conflicto entre Belice y Guatemala, y de la correspondiente misión civil de paz que él lidera: creada en el año 2000, es la más longeva de la OEA a la fecha.
Las diferencias entre ambos países surgieron a raíz de la emancipación de Guatemala del reino español y de la apropiación por parte del reino inglés de determinadas concesiones, por las que Guatemala acaba por reclamar a Belice la mitad de su territorio y de su mar.
Cuando las relaciones entre ambos países se deterioraron al punto de las amenazas armadas, los gobiernos acordaron acudir a la OEA. Por la actuación de la misión civil, a través de los años, fueron firmando diferentes acuerdos para reanudar relaciones y renovar la confianza mutua.
A lo largo de los años, la misión ha mediado entre las comunidades cercanas a la línea de adyacencia entre Belice y Guatemala, de la que señaló: “No se puede hablar de fronteras porque no existen”. De ese modo, ha generado una buena relación entre las autoridades regionales y nacionales.
En 2008, el secretario general de la OEA recomendó la resolución del conflicto mediante una medida jurídica: la Corte Internacional de Justicia. Tanto Belice como Guatemala dejaron la decisión sobre la concurrencia en manos de la población, que se expresó a través de un referéndum que demoró una década en realizarse: Guatemala fue el primero en 2018, mientras que Belice hizo lo propio en 2019.
Con la aprobación de la población, la situación fue trasladada ante la Corte Internacional, que producirá sentencia. “La sentencia va a determinar una demarcación de la frontera”, acotó Espinosa.
Otras misiones de paz
Espinosa también abordó otras misiones civiles de paz, como la creada en 2010 para contribuir a dirimir un antiguo conflicto fronterizo entre Costa Rica y Nicaragua. Un evento que puso a prueba los mecanismos de mediación de la OEA.
En dicha ocasión, el secretario general visitó la zona e hizo sugerencias, como reanudar conversaciones sobre demarcación de la frontera, evitar presencia de fuerzas armadas y establecer mecanismos de colaboración bilateral para tratar problemas de la región, como el narcotráfico y el crimen organizado. Estas sugerencias lograron descomprimir las tensiones entre ambos países.
Otra misión destacada fue la que actuó entre 2008 y 2011 en la llamada “crisis andina” entre Colombia y Ecuador, a raíz de la incursión de fuerzas armadas colombianas en territorio ecuatoriano, en persecución de integrantes de la guerrilla.
La misión civil de paz se encargó, desde el comienzo, de verificar el cumplimiento de las condiciones de relacionamiento acordadas entre naciones y contribuyó a la normalización de los vínculos diplomáticos.
Otras misiones exitosas repasadas por Espinosa fueron las que actuaron en los conflictos entre Salvador y Honduras (de 2002 a 2003) y entre Honduras y Nicaragua (de 1999 a 2001), ambos conflictos fronterizos resueltos a partir de la intervención de la OEA.
Las misiones intraestatales de la OEA
El conferencista también se refirió a la más importante de las misiones intraestatales de la OEA: la misión de apoyo al proceso de paz en Colombia. Surgió en 2004, a solicitud del entonces presidente colombiano Álvaro Uribe, y aún está vigente.
Dicha misión apoyó la desmovilización y el desarme de más de 32.000 combatientes, condujo a la destrucción de 20.000 armas y, a la fecha, continúa monitoreando la evolución de todos los territorios afectados, informando sobre el estado del proceso de paz y advirtiendo sobre amenazas y desafíos del conflicto.
Espinosa afirmó que su actuación en Belice y Guatemala se inspiró en esta misión, “sobre todo en lo que tiene que ver con el acercamiento a las comunidades locales, para identificar sus problemas y convertirlos en acciones proactivas que tiendan a mejorar las condiciones de vida de las poblaciones”.
Otras misiones intraestatales repasadas por el académico fueron las realizadas en Guatemala (1995 a 2000), Surinam (1991) y Haití (1992 a 1998). En todos los casos, las misiones actuaron promoviendo la democracia y contribuyendo al acercamiento y buen relacionamiento de las diferentes partes involucradas.
Sobre el cierre, Espinosa indicó que estas misiones civiles se realizan con presupuestos acotados, que surgen de donaciones de particulares y de los Estados miembros, no del presupuesto regular de la OEA. En los últimos años, estas donaciones se han visto disminuidas por decisiones políticas.