Uruguay se encuentra rezagado en aspectos de salud, educación y capacidad para la innovación frente al resto del mundo. Así lo explicita el Índice de Competitividad del Foro Económico Mundial, realizado por la Cra. Denisse Patricia Koh, consultora semisenior en CPA Ferrere, y presentado junto al Cr. Bruno Gili, socio de CPA Ferrere y catedrático de Planificación Financiera, y del Economista Isidoro Hodara, vicepresidente de Zonamerica y catedrático de Comercio Internacional, en la Universidad ORT Uruguay el 7 de diciembre de 2017.
El índice, que reúne factores para medir la capacidad productiva de un Estado, evalúa el desarrollo de 137 países. Ubica a Uruguay en el puesto 76, quedando cuarto entre los países de la región, detrás de Chile (33), Colombia (66) y Perú (72). El país cayó tres puestos desde el año anterior, y si bien califica como país desarrollado, la eficiencia y sofisticación del mercado aún se encuentra muy por debajo de la media.
“Este ranking sirve como insumo para trabajos de investigación que ayuden a saber los cambios que tiene que hacer Uruguay para avanzar en competitividad”, explicó Gili. El índice busca reflejar el nivel de productividad y prosperidad de un país, y su potencial de crecimiento, para marcar una “agenda para discutir acciones a largo plazo”.
“Estamos gastando muy poco del PBI de nuestro país en desarrollo tecnológico e innovación”, subrayó Koh, quien además explicó que las empresas locales no han asimilado el advenimiento de las nuevas tecnologías dentro de la oficina, más allá de que Uruguay sea de los países del mundo con mayor cobertura en internet.
El pilar más fuerte del país se encuentra en las instituciones, pero cuando se trata de la eficiencia empresarial, Uruguay se posiciona en uno de los últimos puestos a nivel mundial. “Uruguay tiene un bajo número de exportaciones, incluso comparándolo con países de similares tamaños”, mencionó la Contadora.
“La calidad de la educación y del sistema de salud cayó considerablemente este año”, en especial en primaria, mencionó Koh, aludiendo a que la educación funciona como pilar promotor de la eficiencia.
Considerando los 114 factores que evalúa en el índice, Hodara subrayó: “La devaluación de la moneda no es el atajo para llegar a la competitividad”. Para el catedrático, en Uruguay se agota la reflexión de la competitividad en base al índice de precio, y las constantes correcciones impositivas interrumpen el proceso para desarrollar un mercado sostenible.
“Uruguay no puede tener una corrección cada dos años, así no se puede mantener el atajo de manera sostenible”, concluyó Hodara.