“Hay que salir bien al terreno. No salir solamente con discursos, sino con instrumentos técnicos que lo hagan posible”, dijo el Ec. Ricardo Domínguez durante la exposición “OEA y democracia: alcances y límites de la multilateralidad norte-sur”.
La 10.ª conferencia del ciclo anual del Departamento de Estudios Internacionales de la Facultad de Administración y Ciencias Sociales fue presentada por el profesor Javier Bonilla Saus, coordinador de la Licenciatura en Estudios Internacionales, y tuvo lugar el miércoles 8 de noviembre de 2017 en el auditorio del Campus Pocitos.
Domínguez es representante permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Uruguay desde 2015. Es Economista por la Universidad Autónoma de México (UNAM), Magister en Economía y Política Internacional por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y Master of Science por el Massachusetts Institute of Technology (MIT).
Un espacio de debate
“La OEA es un espacio de debate”, dijo Domínguez, que buscó presentar una visión dinámica del organismo y su interrelación con los problemas que se viven en el continente. En su exposición remarcó la longevidad del organismo, con antecedentes en el siglo XIX; cuando otras entidades fueron creadas tras la Segunda Guerra Mundial.
“El significado que le damos hoy a la OEA se deriva, más allá de la etapa fundacional, de la creación de la carta democrática, que paradójicamente se da el mismo día del atentado a las Torres Gemelas”, agregó.
Domínguez explicó que la carta democrática “no se trata solamente de una declaración de principios”, sino que es una concepción de la democracia distinta, con respeto a la democracia representativa, pero yendo más allá.
Incluye así temas como elecciones, Estado de derecho, participación ciudadana, derechos humanos, desarrollo, ruptura del orden constitucional, gestiones diplomáticas y promoción de la cultura democrática. El experto remarcó que temáticas como los derechos humanos y el combate a la pobreza no tenían en décadas anteriores la presencia que tienen hoy en día.
La ruptura del orden constitucional es un tema recurrente en la agenda de la OEA. Venezuela, Paraguay, Honduras son casos relevantes. “¿Qué hacemos y cuándo se considera si hay realmente una ruptura del orden democrático?”, se preguntó. Estas son dos dudas existenciales presentes en la OEA y otras organizaciones.
El tema eleccionario, con la casi inexistencia de fraudes, y la cuestión de fronteras de los países son dos aspectos relevantes de América Latina en los que el continente ha mejorado. “Todavía no se sabe dónde están instaladas las fronteras de Europa”, dijo al comparar las situaciones de los continentes.
La OEA se organiza sobre cuatro pilares y tiene cuatro secretarías que responden a ellos:
- Democracia (observación, resolución de conflictos, cooperación)
- Derechos humanos (monitoreo, evaluación y promoción)
- Desarrollo (integralidad, sustentabilidad)
- Seguridad multidimensional (políticas anti-drogas, seguridad pública).
Estructuras y decisiones
“Las estructuras son simplemente el fruto de una decisión política”, dijo al presentar la “compleja estructura” de la OEA. “Después hay que lograr institucionalizar e ir más allá de esa decisión política”, explicó.
“La OEA no es el secretario general: la OEA es la asamblea general”, aclaró. En este organismo, los representantes de los Estados miembros discuten semanalmente temas de relevancia; algo que no sucede en otros como Naciones Unidas.
Aún con sus ventajas, este modelo tiene sus contras. “Todo embajador cree que su posición frente a la organización es la que debe primar, pero no solo desde el punto de vista político sino también administrativo”, indicó.
“La lucha por el poder interno es muy abierta”, confesó al adentrarse en el funcionamiento de la OEA. Dijo luego que hay dependencias del organismo que se manejan con más autonomía que otros, lo que suele generar conflictos.
“Este tipo de tensiones, típico de los funcionarios internacionales, hace que generar una estructura de poder y de toma de decisiones en un espacio con tantas voces y tantos intereses, sea realmente un problema laberíntico”.
Funciones de la OEA
“La conocemos más que nada por ser el foro político del continente”, dijo sobre la OEA. “No es la voz de la región: OEA es un espacio de diálogo norte-sur”, detalló Domínguez, a diferencia de Celac, Unasur o Mercosur. También incluye a Estados Unidos y Canadá, ausentes de otros organismos, lo que le diferencia de los demás.
Al mismo tiempo, es el foro político del hemisferio, así como un centro de monitoreo, seguimiento y evaluación de casos y misiones de observación. También sirve como un acervo jurídico hemisférico y funciona como foro de cooperación, promoción y defensa de la democracia representativa y sus atributos.
“Históricamente uno de los problemas que sufrió OEA era definir hasta dónde llegan las intervenciones. Conocemos casos horrorosos, que el propio actual secretario general puso sobre la mesa y pidió disculpas por ellos”, como el caso de Santo Domingo. “La invasión a Santo Domingo fue bajo la bandera OEA”, dijo.
Las tensiones del multilateralismo
“Una cosa es la letra escrita y otra la toma de decisiones”, dijo el experto. Así, existen varias tensiones entre soberanía y espacio multilateral, entre estatuto jurídico y decisión política, entre la Secretaría General y los cuerpos políticos y muchas otras diferencias.
“Luis Almagro le ha dado a OEA un peso distinto al que tenía tradicionalmente con los últimos secretarios generales”, contó sobre el actual Secretario General de la OEA.“OEA se debate siempre en una tensión entre lo que podemos llamar su rol mediador, negociador, y su rol testimonial”.
“Almagro dio vuelta esta historia. La propia Secretaría General se ha encargado de ser testimonial, pone la denuncia por encima de la mediación”, contó.
Sobre el cierre, Domínguez comentó el organismo es un reflejo de la realidad de los países. “OEA es lo que sus países quieren que sea”, reflexionó. “Si fuéramos todos iguales, sería más fácil tomar decisiones; por suerte no lo somos”.
Por último se dirigió directamente a los estudiantes que asistían a la charla. “Tenemos que aprender, como futuros politólogos o licenciados en relaciones internacionales, a administrar esas diferencias, porque ahí está la gracia de una sociedad plural, la gracia de una sociedad democrática”.