¿Qué son los objetivos de desarrollo sostenible? ¿Cuáles son? ¿Cuándo y en qué contexto surgen? ¿Cuáles son las herramientas más eficientes para poder lograrlos? ¿Cómo los afronta cada país? ¿Por qué son importantes?
Esas fueron algunas de las interrogantes que Denise Cook respondió, en la conferencia titulada “No dejar a nadie atrás: la nueva agenda global 2030 y los objetivos de desarrollo sostenible”. El evento se llevó a cabo el lunes 10 de octubre de 2016 y fue organizado por el Departamento de Estudios Internacionales de la Facultad de Administración y Ciencias Sociales.
Cook, Licenciada en Lengua y Literatura Inglesa y Española, es coordinadora residente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para Uruguay desde octubre de 2013.
Los orígenes y el contexto
Los objetivos de desarrollo del milenio (ODM) son una serie de metas que los países miembros de la ONU acordaron conseguir para el año 2015. Sin embargo, según Cook, a medida que fueron transcurriendo los años, “los líderes se dieron cuenta de que aún había muchos problemas y desafíos”.
Es por ello que, en setiembre de 2015, los miembros se comprometieron a avanzar en 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS), para alcanzar los en 2030. El objetivo: construir un mundo más justo, incluyente y respetuoso con el medio ambiente.
De acuerdo con la experta, una de las críticas más comunes realizadas a los ODM se basaba en el hecho de que era “una agenda diseñada en el norte para el sur”.
A pesar de ello, aseguró que se llegó a la realización de los ODS “con la participación y discusión” de todas las delegaciones de los Estados miembros. Al mismo tiempo, añadió que tienen una serie de metas universales, basadas en los derechos humanos y en la idea de que todos “tienen derecho” al bienestar que los objetivos proponen.
Objetivos mundiales para los próximos 15 años
Si bien las políticas nacionales se suelen regir por los ciclos electorales y por las necesidades inmediatas, Cook explicó que el principal trabajo de la ONU consiste en conseguir que los países “miren más allá”. En otras palabras, que “planifiquen hacia el futuro” y, por lo tanto, lleguen a determinadas metas que “mejoren la vida de todo el mundo”.
En relación a ello, detalló que los objetivos plantean un enfoque de desarrollo sostenible –aquel que satisface las necesidades del presente, sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones–.
Además, precisó que cada objetivo incluye metas específicas e indicadores. Según la oradora, hay aproximadamente 230 indicadores que permiten medir y comparar la evolución de los países.
Cook dio el ejemplo del objetivo número 11, que busca lograr ciudades y comunidades sostenibles. La meta, de aquí al 2030, es asegurar el acceso de todas las personas a las viviendas. También a servicios básicos, adecuados, seguros y asequibles. Uno de los indicadores implica observar la proporción de la población urbana que vive en barrios marginales, en asentamientos improvisados o en viviendas inadecuadas.
La importancia del medio ambiente
La coordinadora residente de la ONU destacó tres elementos que se tienen en cuenta en la enumeración de los objetivos: el crecimiento económico, la inclusión social y la protección ambiental.
Si bien indicó que, hace 50 años, cuando se pensaba en “desarrollo”, inmediatamente se pensaba en dinero, se advirtió que “de poco servía que un país fuera rico, si la renta per cápita era dispar”. Por eso, en los últimos años, se agregó un nuevo elemento a tener en cuenta: la protección ambiental.
Hambre cero, educación de calidad, agua limpia y saneamiento, el fin de la pobreza. Reducción de las desigualdades, paz, justicia e instituciones sólidas, son algunos de los objetivos de desarrollo sostenible. A su vez, se incluye la energía asequible y no contaminante, las ciudades y comunidades sostenibles, la producción y el consumo responsable.
Para Cook, los objetivos muestran que “el medio ambiente se ha puesto al mismo nivel que todo lo demás”. “Ya no es un tema accesorio, de moda. El medio ambiente es algo que está en el medio de la agenda por el desarrollo”, sentenció.
“A lo mejor, en 15 años, hayamos mejorado la situación del medio ambiente, hasta llegar al punto en donde empecemos a ver qué otros problemas hay y digamos: ‘Hasta aquí llegamos, ¿ahora qué hacemos?’”, concluyó.
El futuro y el valor de los objetivos
“En los primeros 15 años del milenio se han logrado muchas cosas”, resaltó Cook. La razón está en que se ha logrado medir las diferencias conseguidas. Por ejemplo, indicó que del 2000 al 2015 se redujo a más de la mitad el número de personas que vivía en la pobreza.
Al mismo tiempo, la oradora manifestó que los objetivos están interrelacionados, ya que cualquier mejora de un objetivo va a afectar beneficiosamente a otros.
Consultada por un estudiante acerca de las herramientas más efectivas para el desarrollo, Cook afirmó que una de ellas es la educación: “Está más que comprobado que en los países donde se avanza en educación, crece la economía, porque la gente sale con mayores conocimientos y con mayores capacidades de emprendimiento”.
De igual forma, dijo que es clave “ver al país como un todo” y que Montevideo es “tan importante como el último pueblo de Rivera”. De modo que los servicios que tiene la capital también deben estar a disposición de la gente que vive en las zonas rurales.
“Las políticas públicas de un estado tienen que tender hacia el desarrollo”, añadió. Es que, en su opinión, “de nada sirve” una política estática que no se mueva con el tiempo, y que no refleje las necesidades de un país.
Según Cook, en general, si un país tiene una población bien educada, no hay bastantes diferencias entre los más pobres y los más ricos, y existen instituciones sólidas y creíbles, “va a poder mantener un crecimiento más estable”. “No se va a escapar de los picos, de las subidas y bajadas que hay en las economías globales, pero va a tener mayor resiliencia”, finalizó.