Entrevista al Dr. Carlos Osorio, director y profesor del Master de Innovación y la unidad académica de Innovación y Emprendimiento de la Universidad Adolfo Ibáñez, con motivo de su participación en la 12ª Latin America Conference for Deans and Directors de la Association of MBAs (AMBA), que tuvo lugar en el marco del 25 aniversario del Master en Administración de Empresas - MBA de la Universidad ORT Uruguay.
Osorio también es fundador de la consultora en innovación Designing Better Futures y oficia como profesor visitante de prestigiosas instituciones como Deusto Business School (España) y Amsterdam Business School (Holanda).
-¿Cuáles son los tópicos para promover la innovación de parte de las escuelas de negocios?
-Primero, se debería tener un cuerpo docente que permita garantizar la sustentabilidad de los programas. Implementar innovación en una universidad toma su tiempo; puede tomar unos tres, cuatro, cinco años hacerlo bien. El primer tema es estar dispuesto a invertir en un equipo que pueda hacer bien el trabajo.
Lo segundo es estar dispuesto a darle a ese equipo el tiempo y el espacio para que haga ese trabajo. Uno de los aspectos más importantes para esto es entender que a innovar no se aprende leyendo, se aprende haciendo. La gente se va a equivocar y eso tiene que ser reconocido y aceptado en la universidad.
Lo tercero es reconocer que el impacto de la educación en innovación se da por lo que los alumnos son capaces de hacer con el entrenamiento. Al final, la última prueba, tiene que ver con qué pueden lograr los alumnos cuando terminan su educación. ¿Son capaces de innovar? Si lo son, estamos haciendo un buen trabajo. Si no lo son, estamos haciendo un mal trabajo independientemente de que tengan muy buenas notas o las pruebas sean muy difíciles.
-¿Cómo se enseña a ser innovador?
-La clave está en hacer que los participantes de los cursos aprendan a sentirse cómodos con ambigüedad, incertidumbre y riesgo. O que, aunque no se sientan cómodos, aprendan a funcionar bajo altos niveles de ambigüedad, incertidumbre y riesgo. Cuando alguien reacciona mal a esas condiciones, es cuando empieza a cometer errores.
He conocido empresas donde dicen: “Nosotros no tenemos área de innovación; no tenemos gerente de innovación, no tenemos modelo de innovación”. Pero hacen innovación porque están acostumbrados a manejarse en ambientes de poca claridad, mucha ambigüedad, mucha incertidumbre y un riesgo alto, y como se manejan bien son capaces de aprender rápido.
-¿Qué herramientas deben incorporar las escuelas de negocios?
-Hay alrededor de cuatrocientas herramientas que se utilizan para facilitar la enseñanza en innovación. Hay dos tipos de herramientas: las que nos ayudan a mostrar o capturar el estado de un proyecto en distintas etapas y las que nos ayudan a nosotros a hacer más fácil el trabajo, son guías de procedimiento.
Va a depender mucho del tipo de proceso: si estás desarrollando una innovación en farmacéutica va a ser distinto que si estás desarrollando una innovación para software o para banca.
Al final lo que uno hace es tener un grupo de personas que sabe cómo apoyar alumnos y cómo entregarle herramientas para que ellos mismos vayan descubriendo cuáles hay que utilizar.
-¿Cuáles son los beneficios del design thinking en las escuelas de negocios?
-Los beneficios tienen que ver con cómo nosotros empezamos a atacar problemas, no desde lo que sabemos, sino desde el entendimiento del otro. Gran parte del diseño se basa en el entendimiento de lo que el cliente necesita pero, más que eso, del porqué lo necesita. Es importante que nosotros adoptemos ese tipo de herramientas por el trabajo de empatía.
Por otra parte, a diferencia de las escuelas de negocios (muy dedicadas a pensar y planificar), el diseño nos enseña que al final hay que hacer, hay que fabricar, hay que tener una cosa que funcione. Recién ahí podemos decir que estamos haciendo algo que tiene un impacto en el mundo.
-¿En qué carreras incorporaría la enseñanza de innovación?
-En todas. Yo la incorporaría desde la enseñanza básica, del colegio en adelante. Es como la matemática o como saber leer, para mí no es muy distinto a eso. Un médico, un arquitecto, un cocinero, un ingeniero, un policía, tiene que saber innovar. Debería ser como saber leer.
De hecho una de las cosas más dramáticas es que nosotros nacemos con las capacidades para poder innovar pero después nuestra educación formal las trunca. Porque hay que hacer las cosas bien, hacerlas a la primera, no repetirlas, no equivocarse. Son cosas que no tienen mucho sentido salvo cuando ya has hecho algo por trigésima vez.
Si por trigésima vez has tratado de hacer la misma receta para pan, te tiene que salir bien. No te puedes equivocar. Pero si la estás haciendo por primera vez, es imposible que alguien no se equivoque.