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El speed networking: un factor de éxito para cualquier negocio

04/08/2016
"Speed networking: Cómo ampliar la red de negocios en cinco minutos", por Rasia Friedler.
El speed networking: un factor de éxito para cualquier negocio

¿Qué es el speed networking? ¿En qué consiste? ¿Para qué sirve? ¿Cuáles son sus beneficios? Esas fueron algunas de las interrogantes que Rasia Friedler –fundadora y CEO de Allegro, una consultora que potencia el humor y la creatividad en las empresas a través de recursos lúdicos y artísticos– respondió.

El taller titulado “Speed networking: Cómo ampliar la red de negocios en cinco minutos”, tuvo lugar el miércoles 27 de julio de 2016, en el Campus Centro de la Universidad ORT Uruguay.

Fue organizado por la Escuela de Postgrados de la Facultad de Administración y Ciencias Sociales, y estuvo especialmente dirigido al MBA Alumni, así como a emprendedores del Centro de Innovación y Emprendimientos (CIE). Fue el primer evento del Ciclo Networking Sessions.

El speed networking y su importancia

Facilita la búsqueda de nuevos clientes, ayuda a conseguir nuevos proveedores, permite acceder a nuevas formas de financiación, da nuevas oportunidades de colaboración y de alianzas estrategias. Esos son, de acuerdo con Friedler, algunos de los beneficios del speed networking.  

Sin embargo, ¿de qué se trata? “Es una oportunidad para practicar el arte de presentar una idea de negocio, o un actividad profesional, y convencer a inversores, potenciales clientes o proveedores, en el tiempo que dura un viaje de ascensor”, explicó la psicóloga, artista, emprendedora y consultora.

A su vez, destacó la importancia de tener una red de contactos profesionales. En su opinión, para ampliar un negocio y para conseguir clientes, se necesita una amplia y sólida red de contactos. Por ello, aseguró que el networking “es un factor fundamental de éxito para cualquier negocio”.

La razón está en que si se deja librado al azar, es ineficaz. “Conocemos a mucha menos gente de la que podríamos conocer, y nos vamos con tarjetas que nunca utilizamos”, añadió.

Algunos consejos

Uno de los errores más frecuentes a la hora de hacer networking, según Friedler, es quedarse con un grupo de conocidos y no moverse de ahí. De esa forma, el individuo se termina yendo del evento sin conocer a nadie nuevo.

La fundadora de Allegro dio una serie de claves para obtener mejores resultados a la hora de establecer contactos.

Un discurso claro, conciso, motivador, emotivo y creíble es fundamental. La persona debe incluir información acerca de quién es, qué hace, por qué es importante lo que realiza y qué es lo distintivo de su negocio.

Asimismo, detalló que “las primeras líneas del discurso es lo que más se recuerda”, ya que “la atención decae rápidamente”. Por eso, recomendó “pensar bien la primera frase de impacto” y contar una historia, dado que las personas suelen asimilarlo mejor que un discurso racional y meramente informativo.

Por último, ensayar el discurso –ya que no va a salir bien de entrada–, aunque es posible dejar espacios libres para la improvisación.

Prontos, listos, ya

Los participantes fueron invitados por Friedler a realizar un ejercicio de speed networking. Martin Almeida –recreador e integrante de Allegro– fue el encargado de llevarlo a cabo.

La primera actividad consistió en agruparse según diversas consignas: por rubros, por edad, por años de experiencia. Una vez que los subgrupos estaban conformados, cada uno debía decir su nombre y una breve presentación. Al mismo tiempo, el resto de los integrantes tenían que escribir en una hoja dicho nombre, y agregar una característica que consideraban que su compañero poseía.

“Hola”, “¿dónde trabajas?”, “¿qué hacés?”, preguntaban –tímidamente– los participantes, al comienzo de la experiencia. Con el correr de los minutos, comenzaron a desplazarse por el espacio con más confianza, dejando la timidez a un costado. Poco a poco, se fueron distendiendo e, incluso, algunas risas y miradas cómplices afloraron.

Mientras terminaban de realizar lo pautado. Se formaron con los asientos dos círculos: uno pequeño adentro de uno más grande. Luego, los participantes se ubicaron. La mayoría eran hombres, de entre 30 a 50 años.

Cada uno tenía un compañero enfrente, al que le tenían que decir –en un minuto– su nombre y el de su empresa. También debían expresar qué ofrecían y qué necesitaban. Friedler controlaba el tiempo e indicaba cuándo se debía rotar en el círculo para hablar con una nueva persona.

 “No nos había tocado todavía”, dijo uno de los participantes, sorprendido. “Casi, casi que nos conocemos todos”, acotó otro.

El volumen de las voces fue subiendo, conforme pasó el tiempo. Cada vez estaban más entusiasmados. Algunos intercambiaron tarjetas personales. Otros tomaron nota mientras su compañero hablaba, pero todos tenían algo en común: escucharon atentamente, extremadamente concentrados, lo que el otro tenía para decir.

Cuando todos llegaron a su lugar inicial en el círculo, Friedler dio por concluida la ronda de speed networking. También los invitó a reflexionar y a discutir sobre la experiencia.

“Si cada uno se va habiendo identificado a una persona que podría ayudarlo en lo que está necesitando, y a otra a la cual podría aportarle valor, ya valió toda la experiencia”. 

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