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Qué pasa con los agronegocios y por qué se revalorizan

22/08/2022
El último año trajo para la industria del agro un aumento del valor promedio de la hectárea arrendada, un aumento de los arrendamientos, un récord en los cultivos de invierno y otras cuántas buenas noticias que explica y desarrolla el coordinador académico adjunto de Agronegocios de la universidad, Mateo Caputi, MSc.
Agronegocios

En todos los bienes productivos existe una relación entre su valor y la capacidad de generar renta que tiene, y “en la tierra no es distinto”, afirma Caputi. El valor de un campo guarda una relación estrecha con su capacidad de generar renta, por lo que, si el valor de la renta sube, en el mediano plazo el valor del campo también sube.

“Los arrendamientos, entonces, están vinculados directamente con la capacidad productiva del campo. Es decir, con los dólares que pueda generar. Y los dólares que pueda generar un campo dependen directamente de las cantidades que pueda producir, y de los precios a los que se venda esa producción”, señala Caputi. Si un campo incrementa su productividad o el precio de lo que produce, incrementa en cadena su generación de ingresos, el valor del arrendamiento y el valor del campo. Todo esto, siempre y cuando sean cambios duraderos y no coyunturales.

Según explica el docente, la realidad del campo uruguayo no refleja un cambio significativo en cuanto a su capacidad productiva en el último año, sino que un cambio significativo en el valor de los bienes producidos, tanto agrícolas como ganaderos. A modo de referencia, el principal cultivo agrícola del país: la soja, ha manifestado subas con picos de hasta 30 % más que su valor en el año anterior, y algo similar sucede con el valor del ganado. Y este factor de incremento de precios, más temprano o más tarde, “impacta sobre las expectativas de los agentes, luego sobre los valores de arrendamiento y luego sobre el valor de los campos”.

En síntesis: el valor del campo aumenta porque aumenta el valor del arrendamiento, que a su vez aumenta porque aumentan los ingresos por producción, que aumentan (en este año en particular) porque aumenta el precio del producto. Pero ¿por qué aumenta el precio del producto?

Porque Uruguay es un tomador de precios internacionales”, explica Caputi. Los precios de los productos del país están fuertemente ligados a lo que pasa en el mundo, los movimientos al alza en los precios responden a movimientos en los mercados internacionales. Los factores que intervienen en estos incrementos de costos y valores son muy diversos, extensos y complejos, pero el docente los sintetiza en los siguientes:

> política monetaria expansiva a nivel internacional por el COVID-19 y la inflación en dólares que eso acarrea,

> descoordinación de las cadenas productivas, generada por cierre y fluctuaciones de demanda durante el COVID-19,

> recuperación de la demanda después de la pandemia,

> factores específicos de demanda China por productos uruguayos (otros países competidores han tenido problemas y eso ha dejado espacio a Uruguay),

> factores de oferta (mala cosecha en el resto de Sudamérica),

> guerra entre Rusia y Ucrania.

Sin embargo y más allá de los factores que son respuesta a estímulos internacionales, también existen elementos internos que pueden haber favorecido (aunque en menor medida), tales como la promoción de inversiones en el agro, la expectativa de tratados de libre comercio, entre otros.

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Ante este panorama favorable para la industria agropecuaria uruguaya, ¿aumentó el interés por invertir en el agro?

“Naturalmente, cuando los retornos en un rubro incrementan, es esperable que incremente el interés de los inversores, que van buscando rentabilidad en distintos rubros”, y el caso de los agronegocios no es la excepción. Caputi asegura que la actualidad del sector (principalmente agrícola-ganadero) es muy buena y que las perspectivas a mediano plazo “lucen promisorias”, en un momento en el que además los mercados financieros lucen inestables y volátiles, y causan que las virtudes de los “activos reales” sean mejor valoradas por los inversores.

¿Y en cuanto al récord de cultivos invernales?

En invierno los cultivos que se siembran en Uruguay son principalmente trigo y cebada, y la decisión de sembrarlos o no está íntimamente ligada a su valor de mercado, esto ocurre principalmente en los campos menos productivos: si el precio del cultivo es alto, conviene sembrar, mientras que, si es bajo, no.

Cuando observamos precios altos de los cultivos, el área agrícola tiende a expandirse. Este año, además de los factores estructurales mencionados antes (política monetaria, factores de oferta, recuperación de la pandemia, etc.), tuvimos la guerra entre Ucrania y Rusia, dos grandes productores de trigo que, con su producción en duda, dispararon el precio en los mercados internacionales a inicios de año, cuando en general se toman las decisiones de siembra”, señaló Caputi. Este panorama pudo haber influido en que el área de invierno sembrada haya sido superior a años anteriores.

No obstante, tal caso fue un hecho coyuntural y el valor del cultivo volvió a bajar, por lo que el docente considera que es pronto aún para evaluar resultados económicos, principalmente si en algunas áreas marginales que tomaron la decisión de sembrar con los precios de abril/junio, no se cubrieron en los contratos para mitigar el riesgo precio.

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