El Dr. Néstor Gandelman, Coordinador Académico de Economía de la Facultad de Administración y Ciencias Sociales, obtuvo el primer premio del Global Development Medals Competition, un prestigioso programa lanzado por el Global Development Networks, cuya ronda final se llevo a cabo en Budapest, Hungría.
-¿Cuál es la finalidad del Global Development Network?
-El Global Development Network es una organización internacional, con financiación de organismos multilaterales, que trabaja en temas de desarrollo. En cierta forma es como una red de redes. Existen las redes locales de científicos sociales como la LACEA para Latinoamérica y ellas están afiliadas al Global Development Network.
Esta organización, dentro de sus actividades, hace una conferencia anual, en distintas ciudades del mundo, y cada una tiene un gran tema guía. Este año fue “Urbanización y Desarrollo”. Dentro del tema base el Global Development Network define tres subáreas y llaman a concurso de lo que ellos llaman las medallas, que son premios a la investigación en cada tema.
La condición para participar de estos premios es tener menos de 45 años, porque tienen el objetivo de financiar a los investigadores más jóvenes, y ser procedente o estar localizado en un país de menor desarrollo relativo. Mi premio, compartido con Rivayani Darmawan, de Indonesia, fue en el área The Enabling Environment – Housing, Transportation and Infrastructure.
Una característica de la Global Development Network es que trata de vincular a la academia y a los hacedores de política. Por ejemplo, además de la presentación de mi trabajo, hice otra en una mesa en la que uno de los exponentes era el intendente de Puerto España, en Trinidad y Tobago, que estaba contando de sus desafíos, también había un representante del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), que habló de las actividades de la organización en las ciudades de Latinoamérica, y dos académicos, uno de Costa Rica y yo, que dijimos lo qué hacíamos desde el lado de la academia.
-¿Cuál es el procedimiento de evaluación?
-El Global Development Network recibe los papers de las personas que se están postulando y una comisión selecciona a los cinco finalistas. Los finalistas van a la conferencia y hacen una presentación oral del trabajo ante un jurado, que luego decide a quiénes les asigna los premios. En total la conferencia dura tres días.
-Estas investigaciones generan conocimiento pero, a nivel masivo, no son muy conocidas. ¿En dónde se ve reflejado su aporte?
-La apreciación es correcta, muchas veces las cosas que hacemos desde la academia no se transfieren a la sociedad. Esto es un problema. A veces las falencias vienen de la propia academia, que no se esfuerza por contactarse con quienes pueden aplicar esos conocimientos. Otras veces las falencias vienen de los hacedores de política, que no quieren escuchar lo que la academia pueda aportarle a su accionar; o sea, “yo me las sé todas”.
A veces los efectos llegan de forma indirecta. Hay organismos multilaterales muy atentos a estos resultados, más que los hacedores de política locales. Y esos organismos incorporan en sus recomendaciones ideas que salen de estos artículos.
Algunas veces los hacedores de política pueden interesarse en estos artículos, otras lo hacen los organismos multilaterales, y lamentablemente a veces muchos de estos resultados de estas investigaciones quedan en nada.
-¿Cuál considera que es el principal aporte de su artículo?
-Un programa de titulación es, básicamente, otorgarle un título de propiedad a alguien que no es el dueño, por ejemplo, de una casa. La idea original, del peruano Hernando de Soto, señala que un problema de nuestros países es que hay gente que vive en ciertas viviendas o terrenos que no son de ellos, como ocupantes o con derechos ancestrales, pero no tienen derechos formales de propiedad, por lo que el sistema financiero no se las reconoce y no tienen ninguna garantía a entregar.
Entonces, lo que propone es darle derechos formales de propiedad a esa población para que puedan usarla como garantía ante una institución financiera y acceder al sistema formal de crédito. Así, pueden reinvertir los fondos en sus actividades productivas y eso los podría sacar de la pobreza. Es un argumento teórico. Hay muchos eslabones en esta cadena que hay que verificar empíricamente.
A pesar de que no hubo mucha investigación sobre esto, los organismos multilaterales compraron la idea, empujaron muy fuerte los programas de titulación y muchos países los aplicaron. En Uruguay al regular un asentamiento, implícitamente se está otorgando un derecho formal de propiedad a una persona que no lo tenía.
Luego la literatura comenzó a investigar y encontró que muchos de los eslabones postulados en el argumento teórico no existen en la práctica. Por ejemplo, hoy en día la idea generalizada es que el primero, que la persona tenga una garantía haga que acceda al sistema de crédito, no se cumple. ¿Por qué? Porque sigue siendo una casita muy mala, en un barrio malo y las instituciones no tienen interés en tomarla como garantía. Por el contrario, sabemos que quienes reciben el título de propiedad cuidan mucho mejor su casa; y en general, sobre los efectos en la generación que recibe su propiedad.
Lo que mi artículo hace es ver qué pasa con los hijos de los que reciben el título de propiedad. En teoría hay dos efectos. En Economía hay algo que se llama efecto ingreso; cuando una persona recibe el título de propiedad es más rica, por lo que tiende a comprar más bienes normales, dentro de los que se incluye invertir más en su casa, en educación, en salud.
Pero también existe otro efecto llamado sustitución, que se da cuando cambian los incentivos de las personas a invertir. Por ejemplo, mientras me podían expropiar mi casa, yo tenía poco incentivo en cuidarla porque si me la quitaban, toda la plata que le había puesto se perdía. Desde el momento en el que ya no me la pueden quitar, me incentiva a invertir más en ella. Pero hay una restricción presupuestaria, la plata que uso para invertir en la casa, no la puedo utilizar en otras cosas. ¿Cuáles son esas cosas? Tal vez educación, salud…
¿Qué pasa? El efecto ingreso y el efecto sustitución, para la inversión en la vivienda, juegan en la misma dirección. Hacen que la persona invierta más en su casa. Pero estos efectos juegan en sentido contrario respecto a la inversión en educación y salud de los hijos. En teoría el efecto es ambiguo para la siguiente generación.
-¿Cómo se comprueba esto?
-Habría que testearlo, pero hay un problema. Las bases de datos que existen en el mundo no sirven para testear esto, porque, por ejemplo, si tú mirás la encuesta de Hogares, vas a encontrar información sobre quiénes son propietarios, quiénes son ocupantes y quiénes son inquilinos, vas a saber el nivel de ingreso, los hijos que tienen, el nivel educativo y de salud. ¿Y qué encontrás? Que aquellos que son propietarios de sus hogares tienden a ser más educados, invertir más en salud y a ser más ricos pero, ¿cómo es la causalidad? No es que por ser propietarios son más ricos e invierten más en salud y educación, sino probablemente al revés: al ser más ricos pueden comprar su casa, e invierten más en educación y en salud, por lo que esa base de datos no sirve.
Para testearlo se necesitaría hacer un experimento con un grupo de control y uno de tratamiento. Tendríamos que asignarles títulos de propiedad a unos individuos y a otros no, en forma aleatoria, algo que no se hace. A veces hay accidentes institucionales y estos generan un experimento natural, y en Uruguay lo encontré.
El Instituto de Vivienda Económica (INVE), que existía en los '70, construyó por lo menos nueve barrios, y luego fue eliminado por ley. La propiedad de estos barrios pasó al Banco Hipotecario del Uruguay (BHU), que a fines de los 80 los quiso regalar, pero la Intendencia Municipal de Montevideo le permitió hacerlo solo en tres de esos barrios y no en seis, porque el INVE no había registrado los planos ante la Intendencia en esos lugares, entonces no había plano de fraccionamiento. La gente fue a vivir a las comunidades sin saber esto, tenemos los datos y podemos demostrar que la población era toda parecida. Unos recibieron títulos de propiedad y otros no. Eso fue a principios de los 90. En 2007 nosotros recibimos financiamiento del BID para hacer una encuesta a los habitantes de estos barrios. Los de las tres comunidades que recibieron título de propiedad fueron nuestro tratamiento, las otras seis, el grupo de control.
Primero verificamos el canal de inversión en la vivienda, como ya se sabía, los que reciben título de propiedad cuidan más su casa. Luego demostramos que hay ciertas dimensiones en la educación y en la salud de los hijos, en las cuales los habitantes de las comunidades que recibieron título de propiedad invirtieron menos que los del grupo de control. Esto indica que los programas de titulación pueden tener efectos positivos, pero también puede haber efectos colaterales negativos sobre la siguiente generación.
-¿Cuáles fueron esas dimensiones en educación y salud en las que se invirtió menos?
-Las dimensiones que nosotros medimos en educación fueron los pagos de clases extras, como profesor particular, deberes vigilados o idiomas, y asistencia a la escuela; y en cuanto a salud, visitas de rutina al médico o al dentista.
-Una vez que se encuentra esto, ¿qué se recomienda hacer? -La recomendación final del artículo es que se debería prestar especial atención en algunas dimensiones de los programas de titulación que no son buenas, que son las que afectan a los hijos. Entonces, al diseñar políticas de transferencias de derechos de propiedad hay que controlar qué pasa con esos chicos.
Fuente de la imagen: www.vegeldaniel.com
Entrevista publicada en julio de 2012