“Estamos ante un nuevo orden internacional”, dijo el Cr. Enrique Iglesias durante la conferencia que llevo el título de “Enrique Iglesias: una trayectoria ejemplar en las organizaciones internacionales”. El evento fue la doceava conferencia del ciclo anual del Departamento de Estudios Internacionales y tuvo lugar el lunes 14 de setiembre de 2016 en la Facultad de Administración y Ciencias Sociales.
La presentación contó con una introducción a cargo del profesor Javier Bonilla Saus, coordinador de la Licenciatura en Estudios Internacionales. Bonilla realizó un breve repaso por la carrera profesional de Iglesias, a quien calificó como “orgullo de nuestro país” y al que presentó como una persona que “trascurrió su vida a lo largo de las estructuras y los trabajos de muchas instituciones internacionales”.
Iglesias comenzó su disertación con un sentido agradecimiento a la universidad. “Tengo un gran respeto y admiración por lo que aquí se hace”, dijo.
Vocación e inicios profesionales
“La vocación la fui descubriendo en el camino”, contó al recordar sus inicios profesionales. Destacó que no tuvo una formación específica ni para la economía ni para el área internacional. Cuando ingresó a la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República en 1949, “aspiraba a ser un contador público, mi vocación estaba un poco dividida”.
Iglesias confesó que la figura del Cr. Luis Faroppa, docente y “una gran figura de este país”, marcó su crecimiento personal. Faroppa lo invitó a trabajar junto a él tras la creación del Instituto de Economía de la facultad, con lo cual se inicio su verdadera carrera, la de economista.
“Si tuviera que hacer de vuelta una carrera vinculada a la administración y con la economía, siempre iría a trabajar en un banco. El banco me permitió conocer el país, la estructura de la microempresa, de la empresa mediana”, explicó. “Empecé a estudiar la microeconomía, que para los que después nos dedicamos a la macroeconomía es un legado valiosísimo. Hay que saber cómo funcionan las cosas en el piso para entender lo que pasa en el techo”.
Asimismo, dijo que la creación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y sus primeros informes fueron un punto de inflexión en su formación. “Fue una cosa deslumbrante, descubrimos América Latina, no sabíamos que existía América Latina”.
Iglesias también contó su experiencia en la dirección del plan de desarrollo de la CEPAL para Uruguay, (la CIDE) labor que llevó a cabo tras la convocatoria del Cr. Juan Azzini, ministro de Hacienda. “Una de las cosas más interesantes de mi vida”, afirmó y recordó que no se realizaban censos en Uruguay desde 1908. “Conocimos al país y el país se conoció a sí mismo”.
De su periodo en la CEPAL dijo que “era ir a aprender catecismo en el Vaticano; en aquella época la CEPAL era el centro de pensamiento más importante de la región, con una filosofía especial, el naturalismo, muy importante para mi generación pero también cuestionada”.
Las Naciones Unidas y el nuevo orden internacional
“Soy muy hincha de las Naciones Unidas”, contó. “Creo que su sistema es una forma de organizar el mundo para poder evitar la catástrofe que habíamos vivido. No hay que olvidarse que desde 1914 hasta 1945 se vivieron los peores 30 años de la historia”.
La creación de las Naciones Unidas fue “el descubrimiento de un nuevo mundo, un mundo ordenado, basado en el respeto a las personas, con el fin de la guerra, con el traslado del uso de la fuerza al Consejo de Seguridad; todo fue realmente una gran ilusión”.
Luego opinó que estamos ante “un nuevo orden internacional que complica la vida del sistema” con la “transferencia de poder económico más grande en la historia de la humanidad, de Occidente a Oriente”.
Dijo que las Naciones Unidas “tienen que absorber todo eso, reinventar las relaciones de equilibrio de poderes” y que “tendrá que generarse en algún momento unas nuevas Naciones Unidas”. “El tránsito va a ser difícil, peligroso y quizás doloroso, pero es la realidad”, indicó.
Al mismo tiempo, reconoció críticas a la burocracia imperante pero instó a no perder “el concepto central de un mundo organizado, sensible a los derechos humanos, trabajando con un concepto de solidaridad y haciéndose cargo del futuro”.
Al ser consultado por las recomendaciones que varias veces se le pidieron para mejorar a las Naciones Unidas dijo que “lo primero es tratar de restablecer el respeto de los grandes países por las resoluciones del sistema”. Luego, es preciso “seguir defendiendo las cosas que el mundo necesita hoy, como una política de refugiados”.
Desarrollo e integración
Enrique Iglesias también reflexionó acerca del desarrollo de los países latinoamericanos. “No es posible acercarnos al desarrollo reposando exclusivamente en la racionalidad económica, que es muy importante, si no somos capaces de entender la racionalidad social y la racionalidad política”.
“Lo social, político y las relaciones internacionales son necesariamente ingredientes con los que hay que vivir y trabajar”, señaló.
Luego recordó que los primeros intentos de integración latinoamericana tuvieron lugar en nuestro país. En 1960, Montevideo fue sede de “la primera gran tentativa global latinoamericana de creación de un mecanismo de integración”. Este primer acercamiento derivaría en la creación de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y el Mercosur.
“Toda mi generación absorbió eso como un gran tema”. Sin embargo, considera que “aquel ideal todavía no fue redimido con un logro realmente consistente”.
Su experiencia en el BID
Al hablar de su experiencia en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Iglesias no dudó en afirmar que “fue otro mundo”. Previamente había cumplido funciones en la banca privada, en el Banco Central del Uruguay y en la Cancillería de su país. “El BID fue una caja de multiplicación de aquellas experiencias”, explicó, especialmente en un centro neurálgico como Washington.
El endeudamiento de los países latinoamericanos durante el siglo XX fue uno de los temas en los que hizo énfasis. Dijo que el aumento de la inflación, provocado por el incremento de las demandas sociales y la disminución del presupuesto estatal, junto al crecimiento de la deuda, ocasionaron tiempos difíciles en América Latina.
“Los años ‘80 fueron realmente un desastre; los llamé la ‘década perdida’”, contó. Recordó asimismo la creación del Consenso de Cartagena, integrado por ministros de Relaciones Exteriores y Economía de los países latinoamericanos con el fin de negociar la deuda. En los años ‘90 se logró reducción de la deuda market friendly mediante la emisión de bonos a treinta años.
“No es que no haya que endeudarse, hay que hacerlo sabiendo cómo y para qué”, reflexionó y dijo que “el mundo tiene un desafío muy importante” en relación a la banca especulativa. Iglesias afirmó que habrá que regular ese mercado financiero. “Yo lo he conocido de cerca y creo que hay que controlarlo”.
“Cuando salimos del tema de la deuda y empezó a abrirse un nuevo horizonte, entramos en el retorno de la ortodoxia económica, el neoliberalismo”, explicó. “Afortunadamente en Uruguay nos opusimos, con buen criterio, a privatizar ciertas empresas importantes”.
“Yo nunca salí del Uruguay en lo afectivo y en el compromiso”, dijo sobre su vínculo con el país.
Trump, la globalización y sus desafíos
Consultado sobre las recientes elecciones en Estados Unidos, Iglesias confesó que “estaba muy convencido de que iba a ganar Trump. El mundo está enojado y, como tiene instrumentos para mostrar su enojo, vota al que está contra el establishment”.
Consideró difícil que Trump pueda cumplir con lo prometido en la campaña y destacó el rol de la integración latinoamericana para enfrentar la situación. “Si tenemos que navegar en un mundo donde se cierran puertas y se establecen preferencias, navegar solos es mucho más peligroso que hacerlo en conjunto para tener poder de negociación”.
“Se está generando en el mundo un problema de desempleo como consecuencia de la globalización y eso es lo que molesta a Estados Unidos”.
“Hay que tener en cuenta que este fenómeno se ve en un momento de extraordinario cambio de la tecnología y la capacidad de empleo. La robotización, la nanotecnología, la digitalización, están generando unos desafíos espectaculares a la forma de producir y a los empleos”.
“La globalización tuvo aspectos tan positivos como para haber sido los 30 o 40 años más brillantes de la historia de la humanidad. Nunca tanta gente salió de la pobreza en tan poco tiempo, nunca. Nunca ha habido tanto mejoramiento en la calidad de vida de la gente”, indicó.
También tuvo palabras para los más jóvenes. “Ustedes toman por dado lo que tenemos. Costó muchísimo. Llegar a tener esta democracia que tenemos hoy fue muy duro. Llegar a tener esta racionalidad económica, blanca, colorada o frentista, costó muchísimo”.