“Hay resultados positivos y significativos de la existencia de derrame de conocimiento”, dijo el Lic. Juan Labraga durante el “5.° Seminario especializado de comercio internacional”. El evento fue organizado por la Cátedra de Comercio Internacional de la Facultad de Administración y Ciencias Sociales y tuvo lugar el lunes 7 de noviembre de 2016 en el auditorio.
El seminario fue moderado por el Ec. Isidoro Hodara, catedrático de Comercio Internacional, y contó con la exposición del Lic. Juan Labraga, catedrático asociado de Comercio Internacional, y la Cra. Graciela de Vida, profesora titular de Comercio Internacional. “Mantenerse actualizado es un compromiso que tenemos con los estudiantes y graduados”, afirmó Hodara durante la apertura.
El derrame de conocimiento y la revolución de las TIC
El Lic. Juan Labraga presentó los resultados del estudio “Midiendo los derrames de conocimiento en el sector servicios en Uruguay: el aporte de las zonas francas”. Al comenzar agradeció al Banco Interamericano de Desarrollo por financiar la investigación de “un caso atípico” como el de nuestro país.
Según Labraga, “hay resultados positivos y significativos” de la existencia de derrames de conocimiento entre empresas de diferentes sectores. Asimismo existe “evidencia de un aporte positivo y significativo de las empresas instaladas en zonas francas”.
“Entre 6% y 7% de la producción puede explicarse mediante derrames de conocimiento de otras empresas”, dijo Labraga al referirse al derrame de conocimiento intrasectorial. “Pasa a tener sentido la estrategia clúster, de nuclear empresas del mismo rubro en la misma región geográfica”, al estilo Silicon Valley.
También definió el concepto de “derrame de conocimiento” a través de estudios como los de Akira Goto junto a Kazuyuki Suzuki o Paul Krugman y reconoció que es difícil identificar la existencia de este derrame. Según expresó, “hay derrame de conocimiento cuando los retornos sociales de una innovación exceden al retorno privado de la empresa que realizó la innovación”.
Labraga profundizó en las causas del derrame de conocimiento, como “los intercambios informales” entre los trabajadores de las empresas, y explicó que los estudios apuntan a medir “la cercanía entre las empresas”, considerando una variedad de factores que incluyen hasta los centros educativos donde se formaron los empleados.
El docente también enumeró las variables construidas para intentar captar los derrames de conocimiento. Así diferenció entre el derrame sectorial, el sectorial-geográfico, el sectorial-geográfico-zonas francas y el derrame vertical.
En otro momento, analizó el proceso de reducción de costos de comercio desde 1947 a 2007 y detalló las razones, entre las que se encuentra la revolución de las TIC, la baja de aranceles, la caída en el costo de transporte y la facilidad para deslocalizar tareas. Este último aspecto genera una “creciente fragmentación de procesos productivos” y el fenómeno conocido como “cadenas globales de valor”.
Labraga dijo que la revolución de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) es la causante del derrame de conocimiento en el área de servicios. “Servicios no transables a principio de los 90 hoy lo son por esta revolución”, indicó.
Según los datos del Banco Central del Uruguay (BCU), Uruguay exporta anualmente casi 1000 millones de dólares en concepto de servicios no tradicionales. Sin embargo, Labraga afirmó que el consenso entre los expertos es que la cifra es superior aunque no exista acuerdo en el número final.
También repasó brevemente la historia de las zonas francas en nuestro país y dijo que “adquirieron una importancia distinta a la esperada”. Recordó que inicialmente tenían, entre otras finalidades, la generación de polos de desarrollo en el interior del país. “Las zonas francas empezaron a volverse atractivas para exportar servicios”, indicó.
Nuevo código aduanero: cooperación y actualización informática
La Ec. Graciela de Vida disertó sobre los cambios recientes en la normativa de aduanas y zonas francas. “Las zonas francas son zonas aduaneras primarias con un tratamiento especial”, aclaró al comenzar su exposición.
Según el nuevo Código Aduanero de la República Oriental del Uruguay (CAROU), aprobado por la Ley N°19.276, la Dirección Nacional de Aduanas (DNA) tiene la potestad de “controlar la mercadería y su circulación” en las zonas francas. A raíz de esto, el organismo puede fiscalizar, retener e inspeccionar.
Luego, de Vida diferenció entre usuarios y explotadores de zonas francas. Los usuarios pueden ser directos o indirectos, y deben tener autorización del Área de Zonas Francas de la Dirección General de Comercio (DGC). Los explotadores, en cambio, deben contar con autorización del Poder Ejecutivo.
La docente explicó que la nueva normativa apunta a generar cooperación entre el Área Zonas Francas de la DGC y la DNA. “El Área Zonas Francas tenía un sistema informático básico”, dijo. Por ello el organismo realizó un sistema integral, cuyo desarrollo continúa al día de hoy, “a efectos de tener toda la información de todos los usuarios”.
Con la implementación del nuevo sistema informático, tanto los explotadores como los usuarios deberán actualizar los datos de los contenidos de sus depósitos en tiempo real. Para fines de este año, el sistema será capaz de poner en suspenso aquellas operaciones que tengan errores.
“La Aduana quería y necesitaba la interconexión con los explotadores”, explicó de Vida e indicó que para 2017 todas las zonas francas deberán estar conectadas con la DNA, los explotadores y los usuarios.
Finalmente, recordó que los servicios que van del territorio “no franco” a las zonas francas se consideran “exportación de servicios”. Para modificar esta situación debe actualizarse la normativa, algo que aún es una cuenta pendiente.
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