RANKING Y ESTUDIO

Si esto fuera un torneo mundial de economías prósperas hacia la cuarta revolución, Uruguay quedó en la mitad de tabla -lugar 54 entre 141 países- e integra el podio de América Latina -detrás de Chile y México-. Tiene su mejor desempeño en la adopción de tecnologías de la información y comunicación (TIC) y su peor performance refiere a la capacidad de innovar.

Este contrapunto que surge del Índice de Competitividad Global 4.0 elaborado por el Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés), el catedrático de la Universidad ORT y coordinador del trabajo en Uruguay, Bruno Gili, lo comparó con “tener carreteras sin autos”. En diálogo con El País, explicó que el avance en la adopción de TIC brinda “una oportunidad” de desarrollo, pero “está faltando el contenido” que permita avanzar “hacia una economía más innovadora y dinámica”.

El índice del WEF toma en cuenta 12 pilares del clima de negocios y la posición de Uruguay permaneció prácticamente incambiada frente a la edición pasada, cuando había ocupado el lugar 53.

“Se evalúan factores que, colectivamente, determinan el nivel de productividad de un país, el driver más importante para alcanzar mejoras a largo plazo en los estándares de vida”, explicó una presentación de CPA Ferrere sobre el reporte.

El líder del ranking de competitividad en América Latina fue Chile, que se ubicó en el puesto 33. Gili señaló que en este país los mercados “funcionan de forma más eficiente” que en Uruguay lo que es “un facilitador de negocios”, aunque ambos comparten “problemas con la innovación”.

En el caso de Uruguay, subrayó que “la dificultad pasa por tener una economía más innovadora y dinámica, que haga que las ideas se conviertan en proyectos que produzcan bienes y servicios que se pueda comercializar en mercados más exigentes”. Añadió que esto se relaciona también a la inserción internacional y los resultados educativo, dos aspectos en donde Uruguay tiene debes.

El coordinador del trabajo detalló que para los 103 indicadores que componen los 12 pilares se tomaron en cuenta “fuentes objetivas” y se realizó una encuesta a 80 empresarios “referentes sectoriales”.

El top 10 del ranking quedó integrado en orden ascendente por Singapur, Estados Unidos, Hong Kong, Holanda, Suiza, Japón, Alemania, Suecia, Reino Unido y Dinamarca.

En América Latina, delante de Uruguay se ubicaron Chile y México ( lugar 48), mientras que detrás aparecen Colombia (57), Costa Rica (62), Perú (65), Panamá (66), Brasil (71), Argentina (83) y Ecuador (90).

Al relevar las instituciones, el WEF tuvo en cuenta aspectos como la seguridad y la transparencia, recibiendo Uruguay un puntaje de 62 en 100 y quedando en el puesto 40. La mejor valoración la obtuvo en incidencia del terrorismo y la peor en carga de regulación gubernamental. “Al establecer restricciones tanto legales (leyes) como informales (normas de conducta) las instituciones determinan el contexto en el cual los individuos se organizan a sí mismos y su actividad económica”, señaló el informe de CPA.

En el pilar infraestructura -que captura la calidad y extensión del transporte carretero, ferroviario, marítimo y aéreo- con 69 puntos el país quedó en el lugar 65. Recibió un puntaje casi ideal en acceso a la energía eléctrica y tuvo un registro cercano al mínimo en calidad de la infraestructura ferroviaria.

La adopción de TIC fue el pilar en que más se destacó Uruguay, con 80 puntos y en el lugar 14 a nivel global -líder en Latinoamérica-. Obtuvo un puntaje perfecto en suscripciones telefónicas móvil, 57 puntos en suscripciones a Internet de banda ancha fija y 68 puntos en usuarios de Internet. Gili analizó que estos resultados derivan “de distintas políticas del sector público y privado”. CPA subrayó que “las TIC reducen los costos de transacción y aceleran el intercambio de información e ideas, mejorando la eficiencia y fomentando la innovación”.

Precisamente, el pilar donde Uruguay registró un menor puntaje fue capacidad de innovación, con un valor cercano a cero en calidad de las instituciones de investigación, y resultados bajos en gastos de las compañías en I+D (investigación y desarrollo) así como solicitudes de patentes y de co-invenciones internacionales. Los indicadores publicaciones científicas y solicitudes de marcas fue donde hubo una mejor valoración.

A su vez, a nivel educativo -donde se observó la cantidad y calidad de la enseñanza, y las habilidades de la fuerza de trabajo- el país obtuvo 67 puntos y quedó en la posición 60. Quedó quinto en América Latina y 82 a nivel global en el indicador años promedio de escolaridad. La mejor evaluación fue en la proporción de alumnos por maestro en educación primaria, y la contracara el ítem pensamiento crítico en la enseñanza.

En otros pilares (ver el resto aparte) como estabilidad macroeconómica -releva la inflación y la sustentabilidad de la política fiscal- Uruguay quedó el lugar 61 y en salud -esperanza de vida- en la posición 51.

dinamismo

Posición 82 / 58 puntos

En dinamismo empresarial, Uruguay fue bien evaluado en el tiempo para iniciar un negocio. Tuvo un puntaje inferior a 50 en empresas innovadoras y adopción de formas disruptivas.

Financiero

Posición 77 / 58 puntos

El sistema financiero local tuvo buena nota en préstamos no productivos, brecha crediticia y capital regulatorio para bancos. En el otro extremo, están los créditos internos al sector privado.

laboral

Posición 82 / 58 puntos

El régimen laboral uruguayo registró puntaje casi perfecto en derecho de los trabajadores. La práctica de contratación y despido fue el indicador con más bajo valor.

mercado

Posición 93 / 45 puntos

Como es lógico, Uruguay no tuvo puntaje alto en tamaño de mercado. “Los mercados grandes elevan la productividad a través de economías de escala e incentivan la innovación”.

BIENES

Posición 93 / 45 puntos

El contexto para producir bienes en Uruguay fue bien evaluado en la complejidad de las tarifas. Mientras que el ítem de menor puntaje fue el que releva los aranceles comerciales