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Agronegocios y Gestión de los RRNN en Uruguay

5 dic. 2013

El 26 de noviembre de 2013 fue la cuarta jornada del Ciclo de Discusión de Políticas Públicas.

Cuarta jornada del Ciclo de Discusión de Políticas Públicas.

Buena parte del éxito en la aplicación del Plan de Uso de Suelos se debe a la investigación e innovación institucional que se realiza en el país desde hace décadas. Todo lo que se ha hecho en materia de suelos es preciso que se lleve a cabo en mucho menos tiempo para el manejo del  recurso acuático, la energía y la diversidad de cultivos, entre otros.

El sector agropecuario tiene una altísima importancia económica para Uruguay en términos de exportaciones, de producto interno bruto y de efectos multiplicadores en toda la economía. Durante la última década, se registraron cambios drásticos en el uso del suelo que tienen que ver con una expansión e intensificación agrícola y ganadera. Ha aumentado el área de siembra, se intensificó la rotación de los cultivos y se viene practicando una agricultura continua que ya no rota con praderas. Hay un mayor uso de insumos y una “veranización” de la agricultura, es decir un aumento de los cultivos de verano. Asimismo, se observa una reducción de la diversidad sembrada, siendo la soja el principal cultivo.

Los cambios experimentados por la agricultura y la ganadería en Uruguay han generado una mayor presión sobre los recursos naturales con una serie de impactos ambientales, sobre todo en la erosión de suelos, la calidad de aguas, la huella de carbono, el consumo energético y la pérdida de diversidad y de campo natural. Si bien existen varias políticas públicas en ejecución que atienden prioritariamente el tema ambiental con buenas herramientas técnicas, todavía hay pocos controles.

Esta síntesis de la situación del agro uruguayo se desprende del informe “Agronegocios y gestión de los recursos naturales en el Uruguay” elaborado por los ingenieros agrónomos Valentín Picasso, Ph.D en agronomía aplicada, director del Departamento de Sistemas Ambientales de la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República, y por Pablo Caputi, Ph.D en Economía, catedrático del Departamento de Agronegocios de la Facultad de Administración y Ciencias Sociales de la Universidad ORT Uruguay.

Dicho informe fue presentado el pasado 26 de noviembre de 2013 por el Dr. Picasso en la Cuarta Jornada del Ciclo de Discusión de Políticas Públicas que organizaron la Universidad ORT Uruguay y CAF-Banco de Desarrollo de América Latina. Luego, ese trabajo fue comentado por un panel integrado por la ingeniera agrónoma y MSc-ACCA Mariana Hill, directora general de la Dirección General de Recursos Naturales Renovables (Renare) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), y el ingeniero agrónomo Marcos Guigou, director de Agronegocios del Plata y Tecnoloy S.A. Esta actividad tuvo como moderador al ingeniero agrónomo y Ph.D en economía aplicada Mario Mondelli, director de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria del MGAP.

Con el objetivo de identificar los desafíos que enfrenta la gestión de los recursos naturales en Uruguay, los panelistas analizaron, entre otros temas, el crecimiento exponencial de la agricultura, la calidad de los suelos, los planes para su uso y manejo, el desarrollo del riego como insumo para la agricultura, la investigación, la innovación y la interacción disciplinaria, y las oportunidades para inversiones en agronegocios.

Hicieron uso de la palabra al inicio de esta conferencia el profesor Gaston J. Labadie, decano de la Facultad de Administración y Ciencias Sociales de la Universidad ORT Uruguay, el licenciado Gustavo Ardila, vicepresidente de Sectores Productivos y Financiero de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina y la economista Gladis Genua, directora representante para Uruguay de dicho organismo regional.

 

Objetivos

El Lic. Gustavo Ardila, hablando por videoconferencia desde la sede de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina en Caracas, citó las palabras del presidente ejecutivo de esta institución, Dr. Enrique García, cuando en marzo pasado manifestó su preocupación por el comportamiento de los precios de los principales commodities en el mundo y su impacto en las economías. También llamó la atención sobre la tendencia a la “reprimarización” de América Latina y, por eso, subrayó la importancia de la administración y gestión los recursos naturales.

Para CAF-Banco de Desarrollo de América Latina —prosiguió Ardila— es un reto muy importante no solamente impulsar la producción de commodities en toda la región, sino también pensar en mecanismos que nos permitan promover encadenamientos y agregar valor a las cadenas productivas para mejorar el nivel de ingresos de todos los latinoamericanos. Destacó la importancia de este tipo de negocios porque retiene a la gente en el campo dada la necesidad de desarrollar las zonas rurales y contener el crecimiento de las ciudades. Esto nos lleva a tratar de trabajar paralelamente en un aspecto básico que es la sostenibilidad ambiental y vigilar los impactos que los agronegocios van a tener en los campos de los diferentes países de América Latina, que es una región agrícola por vocación natural.

Por su parte, la economista Gladis Genua resaltó que CAF-Banco de Desarrollo de América Latina apunta a financiar proyectos que apalancan el desarrollo de los países de la región, pero quiere que sean sustentables en el tiempo. Por eso, “cuando financiamos proyectos de infraestructura, estamos muy preocupados por el impacto ambiental que pueda generar cada obra, como es el caso de la construcción de una carretera que pase cerca de una comunidad. Me parece interesante ver que hoy día al apoyar financieramente un proyecto de una empresa exportadora de granos, también estamos exportando suelos y, por tanto, resulta importante medir ese valor”, dijo.

 

Matriz productiva

Las exportaciones de productos agropecuarios están creciendo a una tasa muy alta, representando más del 75% de las ventas uruguayas en el exterior, siendo en consecuencia un sector transable por excelencia y competitivo. Cuando el sector es medido verticalmente, la acumulación de su efecto en la economía representa más del 25% de la producción nacional.

El Dr. Valentín Picasso explicó que el agro tiene un efecto de difusión en la economía por la inyección de otros sectores, según un estudio realizado por Terra y otros en 2009 sobre la base de una matriz productiva del año 2005. Por ejemplo, por cada unidad monetaria adicional de demanda que recibe exógenamente, el agro provoca un aumento de 6.2 unidades adicionales en la economía, que supera a la industria que genera un incremento de 5.5, los servicios 6.1y el resto de los sectores 5.9.

Esta situación se asocia a un efecto multiplicador en el empleo que se destaca con respecto a los restantes sectores. Por cada millón de unidades monetarias de aumento de la demanda final del sector agropecuario, el empleo total aumenta en 4.1 puestos de trabajo (3 directos y el resto indirectos). En particular, la ganadería y la agricultura explican este alto poder multiplicador, mientras que la forestación, según la matriz de 2005, presenta multiplicadores muy por debajo de la media del sector y de la economía general, subrayó el académico.

 

Expansión de la agricultura

El crecimiento exponencial de la agricultura en Uruguay se debe a la producción de soja que ha aumentado dramáticamente en los últimos diez años y se ha convertido en el principal cultivo del país. Asimismo, se ha registrado un cambio muy importante en la intensidad de los cultivos, habiéndose pasado de hacer un cultivo por año a 1.4 cultivos anuales, lo que está asociado a un incremento en el consumo de agroquímicos, herbicidas, pesticidas, fertilizantes, etc.

Históricamente, la agricultura se realizaba con rotación de pasturas en Uruguay. Había un sistema bastante exitoso basado en que luego de dos años de agricultura le seguían tres o cuatro años de pasturas sembradas que permitían recomponer la materia orgánica del suelo. Hoy ya no se hacen esas praderas dado que se dedica esa tierra a plantar soja. Por lo tanto, el área de praderas se ha reducido drásticamente con respecto al área de cultivos, lo cual se da en un contexto de una forestación que sigue creciendo en forma sostenida, situándose el total de árboles plantados hasta la fecha en el eje del millón de hectáreas, informó Picasso.

El director de Agroindustrias del Plata,Ing. Agr. Guigou, manifestó su discrepancia con la afirmación de que el antiguo sistema agrícola y ganadero era exitoso. “Si lo hubiera sido, habría seguido aplicándose en el país. Pero desapareció porque no era capaz de generar el trabajo, ni el ingreso por hectárea, ni la cantidad de empresas que tenemos en la actualidad. Quizás, alguno de sus componentes pudo haber sido exitoso por generar sustentabilidad cuando la agricultura se hacía con laboreo. Sería aconsejable quitarnos esa dependencia que a veces tenemos con el pasado y dedicarnos a investigar qué prácticas agrícolas funcionan o podrían funcionar mejor”, remarcó.

 

Aptitud del suelo

En Uruguay, el 62% de las tierras tienen una baja aptitud para la agricultura, el 15% presenta una aptitud media y un 23% una aptitud alta. “Esto significa que el país tiene un potencial muy grande de producción agrícola. Incluso en las tierras que no son aptas para los cultivos, existe un buen potencial para la ganadería, la forestación y otros sectores”, sostuvo el Dr. Picasso.

El Ing. Agr. Guigou indicó que los suelos de aptitud media y alta en Uruguay suman unos 6 millones de hectáreas de potencial muy alto. Además, señaló que muchas tierras calificadas de “aptitud media” deberían figurar hoy en un rango superior porque esa clasificación fue hecha varios años atrás. Actualmente existen nuevas tecnologías para desarrollar la actividad agropecuaria que permiten producir en suelos de índice CONEAT inferior a 100 con muy buenos resultados. (N.de R.: El índice CONEAT, estructurado por el MGAP y la Comisión Nacional de Estudio Agroeconómico de la Tierra, determina la capacidad actual de los suelos del país evaluados en kilos de carne bovina y ovina y kilos de lana por hectárea de campo natural. El guarismo 100 representa el nivel promedio de este índice).

Impactos ambientales por la intensificación de la producción agropecuaria

Erosión. El principal problema ambiental del país es la erosión de los suelos, que se traduce en la pérdida de productividad de los suelos, un mayor requerimiento de fertilizantes y nutrientes y consecuencias negativas para la estructura del suelo ya que la tierra produce menos por más nutrientes que se le agreguen. Además, tiene como efecto colateral la contaminación de las aguas superficiales y subsuperficiales, afirmó el coautor del informe “Agronegocios y gestión de los recursos naturales en el Uruguay”.

La buena noticia es que hay soluciones de manejo agronómico para la erosión que tienen que ver con la rotación de los cultivos que incorporen pasturas, con el uso de tecnologías como, por ejemplo, la siembra directa, el control de la fertilización con fósforo, etc. y con la preservación del monte nativo sobre las riberas de las corrientes de agua. No obstante, existe un problema de largo plazo debido a la erosión que se ha ido generando desde la década del ’60. Incluso si hoy se dejara de erosionar por varias decenas de años, persistirían los problemas de contaminación en los cursos de agua, según estudios del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), dijo Picasso.

Contaminación del agua. Uruguay es un país muy rico en agua debido a la existencia de varios sistemas hidrográficos en su territorio. Hoy es preocupante la erosión que afecta a la cuenca del río Santa Lucía ya que esta provee el agua potable que consume la capital uruguaya. El 80% de la contaminación de dicha cuenca tiene que ver con la erosión del suelo y con los efluentes de tambos y “feed lots”, mientras que el 20% restante proviene de los residuos de las industrias y las ciudades ribereñas.

Huella de carbono. El mayor impacto ambiental en el aire se debe a la emisión de gases de efecto invernadero, lo que se denomina generalmente “huella de carbono”. Sus consecuencias se observan en el aumento de la temperatura global, lo que genera diversos fenómenos adversos en el clima como pueden ser sequías, inundaciones, temporales, etc.

Aunque Uruguay no aporta nada al total de emisiones globales de gases de efecto invernadero, existe una presión internacional muy fuerte para que todos los países reduzcan sus niveles. En el caso uruguayo, las emisiones provienen principalmente del sector ganadero como consecuencia del gas metano producido por los rumiantes. Como, además, la huella de carbono se ha convertido en una barrera comercial para el acceso a los mercados de exportación, es muy importante que se conozcan sus niveles en los productos ganaderos y que se busque el modo de reducir esos valores.

Energía. El costo energético que tienen implícitos los fertilizantes, los agroquímicos y los combustibles constituye una amenaza para el sector agropecuario. Esto invita a pensar en manejos alternativos más eficientes que utilicen agroquímicos en menor medida. Por consiguiente, se debe ser más eficiente en el uso de energía en el agro uruguayo. Recientemente se ha comenzado a realizar estudios acerca del costo energético de producir granos, carne y leche. Por cada insumo que se utiliza para su producción, hay un contenido energético que se mide en megajulios de energía. De ese modo, se podrá estimar cuántos barriles de petróleo o a cuántos litros de gasoil se están exportando con estos alimentos.

Biodiversidad. La quintaesencia de los temas ambientales es la biodiversidad. Su uso sustentable está en el campo natural, pero se ha registrado una alarmante caída del área de campo natural en Uruguay durante los últimos años como producto, por un lado, de la expansión de la agricultura y la forestación y, por otro, del sobrepastoreo. La buena noticia es que Uruguay se despega del resto del mundo y, en particular, de los países de América Latina en este aspecto porque puede utilizar su ecosistema natural para producir carne. “Esa es una gran oportunidad para conservar el recurso natural y a la vez producir eficientemente”, destacó el Dr. Picasso.

A pesar de que se continúa en el “debe” en materia de biodiversidad, se han implementado dos políticas importantes al respecto, informó el académico. Una es la Mesa de Ganadería de Campo Natural que ha sido una iniciativa del MGAP para articular a las instituciones que trabajan en esa área a efectos de promover un uso sustentable del campo natural. La otra política es el SNAP (Sistema Nacional de Áreas Protegidas) del MVOTMA que, pese a estar recién en sus inicios, ha dado un paso sustancial en identificar áreas de conservación así como promover parques y áreas protegidas.

Plan de Uso de Suelos: se trata de producir lo máximo en el agro con una mínima afectación del ambiente para tener una vida mejor

Las políticas públicas relacionadas con temas ambientales que están en ejecución son muy variadas y dependen en su inmensa mayoría de los Ministerios de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA). Dentro de ese eje de políticas, el Dr. Picasso destacó que es paradigmática la política de planes de conservación de suelos que lleva a cabo la Dirección General de Recursos Naturales Renovables (Renare) del MGAP.

Descripción. El Plan de Uso de Suelos consiste básicamente en determinar la sucesión de cultivos que no genere pérdidas de suelo debido a la erosión, estimados por encima de la tolerancia para ese suelo. Esta normativa establece que, para cualquier chacra de más de 100 hectáreas donde se va a hacer agricultura, es obligatorio presentar un plan que explicite cuál va a ser la rotación de cultivos. Se calcula la erosión potencial de esa rotación en base a una ecuación que está validada para condiciones locales por investigaciones en el tema de conservación de suelos que se llevan a cabo desde hace sesenta años. Es decir que esta política se basa en una herramienta que surge de la investigación nacional.

Aplicación. El académico Picasso informó que al 31 de mayo de 2013 se presentaron planes de uso y manejo de suelos que correspondieron a 522.144 hectáreas, lo que representa el 98% de la superficie de cultivos de invierno. Actualmente está por cerrar la recepción de planes de suelos para cultivos que arrancan en el próximo ciclo de verano. Los datos al 18 de noviembre indican que ya se habían presentado planes correspondientes al 75% del área de cultivos de verano, lo que suma unas 764.000 hectáreas. “Sin duda, ha habido una muy buena respuesta de los productores agrícolas para armar estos planes, lo cual puede considerarse un éxito. Ahora el punto clave consiste en su control y fiscalización para saber si lo que se señala en el papel se cumple realmente en el terreno”, subrayó.

La directora de la Renare hizo hincapié en que se deben conocer, analizar y estudiar los planteos sobre impactos ambientales para poder manejarlos con inteligencia y responsabilidad porque es muy fácil proteger exclusivamente el ambiente. “Para cuidar la erosión del suelo, por ejemplo, bastaría con aprobar una prohibición para realizar determinadas tareas, con lo cual probablemente tendríamos asegurada la sostenibilidad ambiental. Pero de lo que se trata es producir lo máximo con una mínima afectación del ambiente para tener una vida mejor”.

Restricciones. El director de Agronegocios del Plata señaló que el Plan de Uso de Suelos genera algunas restricciones con relación a lo que va a hacer el productor agropecuario. Agregó que “no tenemos muy claro cuáles van a ser los cultivos que se harán en un futuro en los campos de nuestra empresa. Sabemos que la soja seguirá siendo el principal cultivo porque es un grano con gran demanda en todo el mundo y cuyo valor es el más alto del mercado acompañado ahora con el de la colza. Pero, seguramente, habrá de variar el interés por otros cultivos, aunque es probable que se mantenga la importancia del trigo, pero este nunca fue el líder del sector. Así lo dice nuestra experiencia de veinte años en el agro”.

La Ing. Agr. Hill admitió que las restricciones a las empresas no son un tema menor. “El MGAP lo tiene claro; por eso es tan importante hacerlo en forma responsable. Cuando se le imponen restricciones a un proceso productivo de empresas públicas o privadas, hay que hacerlo con herramientas validadas no solo por la ciencia, sino también por el propio proceso que se está llevando a cabo. En el caso del Plan de Suelos, hay que ir monitoreándolo y haciéndolo con flexibilidad porque esta es una apuesta de mediano y largo plazo que empezó este año”, dijo.

La titular de la Renare también explicó que dicho plan es un instrumento perfectible de mejorar mientras se lo pone en práctica, pero no se puede esperar a tener todo lo mejor porque entonces nunca se llegaría a aplicarlo. “Por esa razón hoy se discuten los aspectos que pareciera que no funcionan. Además, se procura que los docentes de la Facultad de Agronomía de la UdelaR sean una especie de árbitros para analizar determinadas situaciones caso a caso. Aunque cabe señalar que no todas las grandes empresas que siembran en Uruguay están preocupadas por el cuidado del ambiente”, puntualizó.

 

Valor agregado

De acuerdo con los conceptos modernos, hay muchas formas de agregar valor a los productos del agro, afirmó la Ing. Agr. Hill. Señaló que no es solo el proceso industrial lo que agrega valor en los procesos agropecuarios. También se puede incorporar valor con temas referidos a su calidad mediante el desarrollo de bienes públicos como se ha hecho con la trazabilidad, con lo cual Uruguay ha podido acceder a mercados muy exigentes. En definitiva, es posible agregar valor por productos de calidad, por certificados a productos y certificados a procesos.

La directora de la Renare agregó que hay que analizar el concepto de valor agregado con una visión más moderna. Hay allí un campo importante para trabajar con la academia ya que el estudio en conjunto de estos temas puede servirle a Uruguay para agregar valor desde el punto de vista de la calidad. Por otra parte, sostuvo que hay productos exportables uruguayos que son commodities y que no es malo que lo sigan siendo porque se cotizan mejor como tales.

Por su parte, el Ing. Agr. Guigou se mostró algo pesimista con respecto al agregado de valor mediante el procesamiento de los commodities como, por ejemplo, fraccionar un grano de soja y transformarlo en harina y aceite. Sostuvo que los productos alimenticios encuentran muchas restricciones en un país con un mercado de solo tres millones de consumidores y que, además, ese sector genera puestos de trabajo de baja remuneración. “Es preferible tratar de crear empleos en el sector tecnológico relacionado con el agro, que sean bien remunerados, lo cual nos permitiría tener un alto coeficiente de ‘cerebro por hectárea’ y exportar sus desarrollos”.

Según el empresario, tampoco podemos seguir pensando en producir carne en un campo natural, donde la productividad es muy baja y resulta muy difícil alcanzar 0.8 unidades ganaderas por hectárea. En cambio, sí agrega valor a la economía del país el uso de nuevas tecnologías que, si bien requieren un mayor uso de insumos, generan un PIB mucho mayor y un ingreso neto más alto por hectárea. “Creo que no hay marcha atrás para volver al otro negocio”, dijo.

 

Riego

En su presentación, el Dr. Picasso señaló que un alto porcentaje —83%— del volumen total de agua que se extrae anualmente en el territorio uruguayo se destina al riego, consumo industrial y humano. Sostuvo que, dada su importancia, se debe profundizar en los estudios sobre los impactos ambientales del riego antes de promover inversiones masivas en el agro.

La Ing. Agr. Hill indicó que la visión del MGAP es que hay mucho camino por recorrer para el desarrollo del riego en Uruguay mediante la instalación de represas, tajamares y la promoción de un mejor uso del recurso agua. Sin duda, esas obras van a permitir mejorar la producción agropecuaria y levantar varias restricciones en lo que tiene que ver con la variabilidad climática del país.

Asimismo, la titular de la Renare destacó el interés del sector público para promover el desarrollo del riego como un insumo para la agricultura. Señaló que, en cierta medida, el Estado uruguayo viene haciendo algo al respecto. Por ejemplo, la legislación que fomenta el uso del riego habilita a que todos los equipos que se importan estén liberados de gravámenes aduaneros. Según los registros de certificados para la exoneración de las importaciones de pivots, se presentaron solo dos solicitudes por un total de ocho pivots en el año 2000, mientras que hay 72 solicitudes por un total de 308 equipos en lo que va de 2013. Estas cifras demuestran un crecimiento del riego por el interés del sector privado y por ciertas herramientas del Estado destinadas a impulsar la inversión.

“Los agricultores están regando mucho más, pero hay que actualizar la Ley de Riego con destino agrario”, explicó Hill. Agregó que esa normativa fue aprobada (N.del R.: en 1997) con una visión del riego para el arroz, lo cual no tiene nada que ver con el riego de secano y, por lo tanto, hay varios aspectos que deben cambiarse desde el punto de vista institucional. Por ejemplo, debido a las características geográficas del país, hay lugares con un suelo de no muy buena calidad que son adecuados desde el punto de vista hidráulico para que allí se instalen represas y se transporte el agua acumulada por cursos naturales hacia suelos de mejor calidad. “Este nuevo enfoque del riego necesita mucha investigación, incluyendo la modernización de diversos aspectos regulatorios. En el MGAP se está trabajando para desarrollar las herramientas necesarias con una visión de largo plazo, de modo que el sector privado vea que es una oportunidad para crecer”, dijo.

 

Investigación e innovación

 El trabajo de investigación de largo plazo es indispensable para diagnosticar problemas y proponer soluciones para el agro, aseguró el Dr. Picasso. Puso como ejemplo el Plan de Suelos que comenzó en 1960 con un diagnóstico de que la erosión era un problema, continuó con la formación de recursos humanos en el exterior para aprender cómo medir y controlar la erosión, y siguió con investigación y validación a nivel nacional durante décadas así como con experimentos durante varios años hasta lograr información necesaria para que hoy sea posible ejecutar determinadas políticas. Todo eso que se realizó en materia de suelos es preciso que se lleve a cabo en mucho menos tiempo en aguas, energía, diversidad de cultivos, etc.

Un área fundamental para la investigación es la valoración económica de los impactos y servicios ambientales. Muchas veces esas cifras son externalidades en la cuenta económica a los que no se le ponen precio ni valor. Si bien el enfoque de fijarle un precio a los recursos naturales presenta fuertes limitantes, también tiene potencialidades para poder medir cuánto se está perdiendo desde el punto de vista económico por razones ambientales. Además, cabe la posibilidad de medir cuánto se puede valorizar, por ejemplo, la producción ganadera por los servicios ambientales que provee el campo natural. Esto sin duda requiere un trabajo conjunto de economistas y expertos agropecuarios, sostuvo Picasso.

Para la Ing. Agr. Mariana Hill, uno de los temas más importantes es la innovación institucional. En este sentido, Uruguay tiene por delante un desafío de innovaciones institucionales, además de las tecnológicas y las productivas. Puso como ejemplo al Plan de Suelos que —dijo—es parte de un ensayo de innovación institucional llevado a cabo por el MGAP y que los números hablan por sí mismos de que por allí está el camino correcto.

“Luego que la ley aprobada en 2008 y comenzada a implementar en 2010 bajo mi dirección, nuestros equipos —prosiguió Hill— han conversado con el sector privado que tiene que estar involucrado, opinando y evaluando su puesta en práctica. Por eso, el Plan de Suelos tuvo tres años de preparación en donde se recorrió todo el territorio nacional. Empezamos con cinco técnicos en la Renare y hoy, afortunadamente, somos cuarenta que hemos ido a hablar con los agricultores básicamente para hacer el ensayo, o sea la fase piloto. Si no hubiésemos tenido esa información previa, la fría letra de la ley difícilmente habría permitido una aplicación práctica porque estos planes no pueden depender exclusivamente de los procesos de fiscalización y control, que además son muy costosos para la sociedad. Entonces, una innovación de proceso es que el sector tiene que involucrarse, es decir aprobar el plan y sentirse parte del mismo. De lo contrario, no va a funcionar”.

El otro tema innovador es la elaboración de una mejora del modelo del Plan de Suelos, que actualmente solo mide la capacidad del suelo, para incorporarle aspectos económicos en cada una de las combinaciones que se presentan. La titular de la Renare subrayó que es muy fácil decir lo que es bueno para el ambiente, pero también hay que contemplar al productor privado que tiene un negocio que le debe rendir beneficios económicos. Evidentemente, esa ganancia no puede ser a costa del suelo que es un recurso de toda la sociedad, pero será muy difícil lograr los objetivos si no le dan las cuentas al agricultor. “Aunque ese proyecto todavía no está disponible, creo que cuando se le ponga en práctica va a ser una herramienta muy buena porque, además de estimar las toneladas de suelo, va a permitir conocer el ingreso neto por hectárea y otros indicadores que ayudan a la toma de decisiones”, dijo.

 

Interacción interdisciplinaria

El Ing. Agr. Guigou recordó que “si bien hace diez años los productores contábamos con datos que recolectaban los organismos públicos, había muy poca interacción público-privada, lo cual hacía que nos sintiéramos bastante solos”. Según el empresario, “resulta difícil desarrollar una actividad agropecuaria, cumplir con los ciclos biológicos, llevar adelante el negocio y, además, tener que cuantificar los impactos ambientales. La academia debería hacer mucho más en este tema. Probablemente nos falta interacción entre los productores y los académicos, pero se debería medir mucho más dado que cada vez que medimos podemos mejorar nuestro sistema productivo”.

Esta sugerencia fue apoyada por la Ing. Agr. Hill, quien manifestó que “hay que hacer un combo interinstitucional compuesto por la ciencia y la política con la incorporación del sector privado en todos los procesos”.

El Dr. Picasso expresó que en buena hora hoy la academia mira los agronegocios con foco en los recursos naturales ya que es un tema de presente y de futuro. Para esto es clave que se trabaje en conjunto desde la economía, la producción y la protección del ambiente. Sostuvo que es necesario que haya economistas, agrónomos, expertos ambientalistas y sociólogos dedicados a la investigación y la aplicación de políticas ambientales para el agro porque la interacción ciencia-política es un diálogo que se debe mantener en forma fluida para poder alcanzar un país más productivo y sustentable.

Oportunidades

En su reflexión final, el académico Picasso manifestó que Uruguay es indudablemente un país ideal para realizar inversiones en el área de agronegocios con énfasis en la sustentabilidad, por un caso particular en América Latina. “En este sentido, existen políticas que están bastante por encima de las de los países de la región, aunque esto no significa que no haya muchísimo por hacer”, dijo.

Al referirse a las oportunidades para los agronegocios, el Ing. Agr. Marcos Guigou rememoró que los uruguayos tratamos de imitar al modelo neocelandés durante mucho tiempo, pero luego vimos que no todo lo proveniente de ese país podía servirnos porque, entre otros factores, los veranos de Uruguay son mucho más cálidos. Destacó que “tenemos niveles de suelos, condiciones climáticas, etc. que son una frontera para la agricultura y, en consecuencia, debemos experimentar localmente en varios aspectos ya que el país tiene una densidad de investigadores, que seguramente es alta si se toma en cuenta al INIA y la Facultad de Agronomía de la UdelaR”.

“En cierto modo —continuó Guigou— parecería que los uruguayos estamos paralizados con relación a todo lo que podríamos producir en base a un negocio agrícola ubicado en una zona de frontera”. Señaló que, sin embargo, hay varios casos a nivel local de desarrollos de tecnología para el agro que tienen posibilidades de expansión. Puso como ejemplo a su empresa donde han desarrollado con técnicos nacionales mucha tecnología aplicada en agricultura de precisión, incluso utilizando aviones no tripulados, cuyos impactos para el ambiente son excelentes porque así los agricultores puede dosificar los productos que hacen falta en sus campos.

Si bien el empresario reconoció que Uruguay tiene serios problemas de infraestructura, también resaltó que el país cuenta con políticas públicas como la Ley de Promoción de Inversiones que ha contribuido a que el sector privado invierta mucho en agronegocios, lo cual generó un boom de la producción agrícola en la última década. “Aunque las carreteras y los puertos no están en condiciones de absorber ese incremento de la producción, la disponibilidad de camiones y de plantas de silos que se construyeron últimamente ha permitido que los excedentes de las cosechas se pudieran guardar y no se perdieran en los campos. No tengo dudas que hoy estamos viviendo un proceso muy positivo en el agro y el futuro de los agronegocios es muy auspicioso para Uruguay porque hay más gente que vive en el interior y que está involucrada en la producción agropecuaria”, concluyó el Ing. Agr. Guigou.