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África: entre el desarrollo tardío y los problemas del pasado

03/05/2018
“Desarrollo en África. Perspectivas y desafíos”, por el Dr. Giorgio Chiovelli, Ph.D. en Economía y research fellow en la London Business School.
África: entre el desarrollo tardío y los problemas del pasado

El continente africano comenzó a crecer económicamente en los últimos años, pero aún tiene grandes desafíos por resolver: personas que viven con menos de dos dólares por día, guerras civiles y altos niveles de VIH. Estos fueron algunos de los temas sobre los que expuso el Dr. Giorgio Chiovelli, Ph.D. en Economía y research fellow en la London Business School.

Lo hizo durante la conferencia “Desarrollo en África. Perspectivas y desafíos”, donde reflexionó sobre el continente africano y analizó su crecimiento económico durante los últimos 15 años.

La actividad se realizó el jueves 26 de abril de 2018 y formó parte del ciclo de conferencias organizadas por el Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad ORT Uruguay.

¿Qué se sabe de África?

“Si en 1995 o en 2000 alguien preguntaba qué estaba pasando en África, la respuesta hubiese sido: ‘Es un continente sin esperanza’, como tituló entonces The Economist”, aseguró Chiovelli.

Pero si se hace la misma pregunta hoy, para el experto, la situación es distinta: “África está creciendo, aunque no todo el mundo lo sabe”.

Durante la conferencia, el investigador se mostró optimista en cuanto a las potencialidades del continente, que tiene 1.200 millones de habitantes. De hecho, dijo que tiene muchísimas oportunidades de desarrollo.

No obstante, advirtió que presenta los mismos problemas que tenía en el siglo XX. Por ejemplo, países que están en guerra civil o que sufren sus consecuencias de los conflictos del pasado.

El milagro del crecimiento económico

El proceso de crecimiento económico, que Chiovelli catalogó como “milagroso”, se puede comprobar en los datos. La particularidad de África radica en que comenzó a crecer, a la par del resto del mundo, no mucho tiempo atrás. Fundamentalmente, del 2000 al 2015.

De todas formas, admitió que el crecimiento fue más bajo que otras áreas del planeta y que África “sigue siendo la zona menos desarrollada del mundo”.

Además, precisó que hay mucha heterogeneidad en el continente. Hay países que están relativamente bien: los más ricos, que se encuentran en el área sudafricana y en el norte. Estos, a su vez, cuentan con los niveles más altos de democracia.

Otros, están “verdaderamente mal”, como ser la región de África subsahariana, que creció en un porcentaje mucho menor.

Lo que queda por hacer

“Parecería que a África le esta yendo relativamente bien”, indicó el orador. Pero, ¿realmente es así? ¿Qué sucede con la pobreza? ¿Cómo se distribuyó el crecimiento económico?

Uno de los índices del Banco Mundial considera pobre a aquel individuo que no cuenta con dos dólares por día para subsistir. Dicho índice, en África, se mantuvo estable durante las últimas décadas.

Sin embargo, el número de “ultra pobres” –es decir, aquellos que viven con menos de un dólar por día– ha ido decreciendo. Principalmente desde el 2000. De acuerdo con Chiovelli, puede inferirse que hay una correlación entre la caída de la pobreza y el crecimiento de la economía.

A su juicio, el continente está atrasado, pero no tanto en los indicadores económicos: “Hay mucho por hacer en cuanto a los indicadores de salud”. También en lo que respecta a mejorar las condiciones de vida de la población.

Aunque reconoció que la mortalidad, uno de sus grandes problemas, está bajando, en la actualidad el 58 % de la población africana tiene VIH. Y el contagio, en comparación con la década del 90, aumentó.

El atraso de África: algunas explicaciones posibles

“Los problemas de África se pueden explicar –por lo menos parcialmente– por su legado histórico”, afirmó Chiovelli. En su opinión, una de las causas por las que el continente está “tan atrás” es por la presencia de conflictos. En concreto, relacionados con las diferencias étnicas.

El investigador contó que la mitad de la población africana vive bajo el control o la institución de un jefe étnico. Eso produce tensiones con los políticos electos democráticamente: “En un continente que ya es frágil, introducir esa dualidad es un desafío”.

Además de la heterogeneidad de los habitantes, otra explicación puede ser la debilidad de los Estados. En sus palabras, cuando los países funcionan correctamente, es “difícil” que se produzcan guerras civiles, ya que las instituciones “pueden solucionar los enfrentamientos de la población, de manera democrática”.

La mitad de los países africanos tuvieron, por lo menos, una guerra civil en su historia. Algunos siguen luchando y el legado del conflicto tiene importantes costos: pérdidas de vidas y de capital humano, refugiados, desplazados, destrucción de infraestructura, costos medioambientales, por mencionar solo algunos.

Por último, Chiovelli destacó que la colonización afectó la “trayectoria de desarrollo” de los países, así como la posibilidad de elegir libremente la estructura de cada nación. “Eso tiene un gran impacto sobre las instituciones actuales”, añadió.

Los desafíos a futuro

“¿Qué podemos hacer para mejorar este crecimiento o solucionar parte de esos problemas?”, preguntó el orador. Chiovelli se propuso estudiar el problema de las minas antipersonas y el proceso para removerlas. “Son una amenaza para las personas mucho después de la guerra civil”. Al quitarlas, es posible quebrar la pobreza y contribuir al crecimiento de los países.

El experto incluso cuantificó los beneficios de sacar las minas en Mozambique. Durante el proceso, que duró 23 años, si bien encontró un “efecto positivo” no fue tan grande como esperaba. Igualmente, llegó a la conclusión de que tiene efectos indirectos muy importantes y que, potencialmente, “genera mucho más crecimiento”.

“Si Mozambique no hubiera sacado las minas de su país, el nivel económico de 2015 hubiese sido 21 % menor comparado con el que fue. Equivale a 3,1 billones de dólares, más del PBI del país en 1992, cuando empezó el proceso”, informó.

Para finalizar, hizo hincapié en que todavía hay mucho trabajo por hacer. “Hay muchos desafíos, que hacen que el desarrollo en África todavía no esté asegurado”, concluyó.

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