“La paz entre los países es difícil y hay que cuidarla”, dijo Ariel Bercovich, M.A., durante la conferencia “Situación política en Medio Oriente desde la Primavera Árabe”. La disertación fue organizada por el Departamento de Estudios Internacionales y el Departamento de Estudios Judaicos, y tuvo lugar el lunes 22 de mayo de 2017 en el Auditorio del Campus Pocitos.
Ariel Bercovich se desempeña como cónsul y primer secretario de la Embajada de Israel en Uruguay. Es M.A. en Administración Pública de la Hebrew University of Jerusalem (cum laude) y tiene un diploma de Periodismo y Medios de Comunicación del Instituto Koteret de Periodismo (cum laude), entre otras distinciones.
Reseña histórica
El acuerdo de Sykes-Picot, celebrado entre Francia y Gran Bretaña en 1916, resultó en la determinación de zonas de control e influencia de estos países en los territorios árabes. Bercovich señaló que ambas potencias generaron una mezcla de culturas y religiones que al día de hoy continúa vigente.
Para el experto, los dirigentes que surgen en Medio Oriente tienen fines diferentes a los de sus pueblos. “Estos líderes quieren hacer avanzar una identidad secular en países que son mayoritariamente religiosos”, dijo.
Asimismo, aclaró que “Medio Oriente es un lugar muy difícil de definir”, ya que la definición varía según se consideren cuestiones religiosas, geográficas, étnicas o históricas.
Una reacción imprevisible
Bercovich analizó la situación de los países árabes, como Túnez, al que catalogó como “el único país en el que la revuelta que hubo consolidó la democracia”. En Yemen, en cambio, “las instituciones no funcionan, lo mismo que en Libia”, dijo.
“Ningún analista político pudo prever o previó esto”, indicó Bercovich, quién aclaró el concepto de “democracia restringida” que se observa en países como Egipto. En los países donde se da esta modalidad, los líderes otorgan a la población una serie de derechos a cambio de reducir la posibilidad de conflictos armados.
El cambio “más fuerte y más dramático” tuvo lugar en Siria e Irak, donde las fuerzas oficialistas y opositoras se reparten el control de territorios, lo que resulta en una situación tensa y de compleja resolución. “El país mismo está en juego, no se sabe si va a seguir existiendo o no”, opinó.
La cultura de la violencia
Al referirse a ISIS, el conferencista dijo que busca “exportar una cultura” potencialmente peligrosa para los habitantes de las regiones afectadas. Este peligro “tiene que ver con los derechos de las minorías, de los derechos de la mujer, con las restricciones de la religión en su forma más extrema”.
“Hay distintos lugares en el mundo donde hay gente que se siente identificada con esa ideología”, afirmó Bercovich. “Vimos casos en Francia, vimos casos en Estados Unidos y (…) aunque está un poco discutido, quizás vimos un caso aquí en Uruguay, en Paysandú el año pasado”, dijo en referencia al asesinato de David Fremd.
Bercovich no dudó en señalar a Irán como la principal preocupación de las autoridades israelíes y recordó que Israel ya está al alcance de los misiles iraníes. “La intención expansionista de Irán es un peligro muy grave”, sentenció y opinó que este país “está haciendo el mayor esfuerzo posible para desestabilizar la zona” y obtener más influencia.
La perspectiva israelí
El orador también indicó que “lo que Israel quiere es que haya paz (…) y la mayor democracia posible”. Además señaló que “está en diálogo constante con los países que quieren ser amigos”.
Consultado por los asistentes sobre el intercambio de información entre Israel y Estados Unidos y la entrega de datos confidenciales a Rusia por parte de Donald Trump, dijo que esto “no está confirmado. Es cierto que Israel comparte información con Estados Unidos porque son países amigos y partners estratégicos en la lucha contra el terrorismo”.
Sobre el cierre, Bercovich opinó que Israel “puso mucha esperanza y mucho entusiasmo” en las charlas de paz con los palestinos desarrolladas desde los años ’90 y que los fracasos de estas negociaciones condujeron a la toma de determinadas decisiones.
“La posición que tomó Israel no es una posición en contra de la paz, sino que es una posición a favor de defender a sus propios ciudadanos”, aclaró. “Nos cansamos de correr a los refugios cuando caían misiles.
“Quizás habría que exigirle a los países de alrededor que tomen una actitud más democrática, más abierta y más positiva; quizás eso lograría que sea más fácil hacer la paz”, opinó. “Hacer la paz con alguien que al otro día viene y te mata es muy difícil”.
“La solución militar nunca es buena, salvo que sea para defender una cosa que es querida”, afirmó el experto. “En 1948 diez países árabes atacaron Israel (…) Entonces hubo que tomar las armas: las tomaron niños en ese momento para defender al país que había nacido y al día siguiente fue atacado”.
“Si uno aprende de la historia, sobre todo de la historia antigua, ve que la paz entre los países es difícil y hay que cuidarla”, finalizó.